Maristela Ferrari
Raya, que deriva de la palabra latina radiu, nació para indicar un rayo de luz, como los rayos del sol que rompen las nubes o los rayos causados durante una tormenta que emiten haces de luz de un punto a otro. El término se readaptó para hacer referencia tanto a una especie de pez de mar, de cuerpo con forma de disco (la raya marina), como a una línea dibujada, ya sea en la palma de la mano o en la tierra, como es la línea de demarcación de la frontera entre territorios limítrofes.
En Europa, especialmente en los países ibéricos (España y Portugal), el término raya ha sido común tanto en la política como en la historiografía desde el siglo XIII. Fue usado para indicar la línea trazada entre territorios de los reinos vecinos, Portugal y España (León y Castilla). Aunque es una palabra comúnmente utilizada en la historiografía luso-castellana, especialmente en investigaciones inclinadas a la problemática de las fronteras, en América Latina la noción de raya como línea de demarcación territorial, a excepción de la historiografía sobre el período colonial, no tuvo mucho éxito y, por lo tanto, se volvió inusual. El concepto moderno de frontera parece predominar, en detrimento de raya.
Este capítulo analiza el surgimiento del concepto de raya y su validez para investigaciones orientadas a problemas de frontera. El trabajo se divide en dos secciones: la primera analiza el surgimiento y uso del concepto de raya en la historiografía de los países ibéricos. La segunda sección, en cambio, analiza el uso de esta noción en los países de América Latina.
A Raia/La Raya en la historiografía de Portugal y España
En la historiografía luso-castellana, la palabra raia (en portugués) o raya (en español) ha sido usual desde el siglo XIII, cuando surgió el condado de Portucalense (actual región del norte de Portugal) limítrofe con el reino de León (noroeste de la península Ibérica). Ese condado dio origen al reino de Portugal, en 1139. Este reino era limítrofe con el de León y, más tarde, con el de Castilla (Figura 1). La raya trazada entre los reinos de Portugal, León y Castilla es, con pequeños cambios, una de las líneas fronterizas más antiguas del mundo que aún sigue vigente (Cosme, 1992).
La noción de raya como línea de demarcación territorial también se encuentra en las bulas papales. Son documentos referidos a la división del mundo entre los reinos de Portugal y Castilla mediante el Tratado de Tordesillas. Estos documentos establecen, en parte, cómo se trazaría la raya o línea que dividiría al mundo en dos:
[…] que se trace e assinale pelo dito mar Oceano uma raia ou linha directa de pólo a pólo; […], do pólo Árctico ao pólo Antárctico, que é de Norte a Sul, a qual raia ou linha e sinal se tenha de dar e dê direita, como dito é, a trezentas e setenta léguas das ilhas de Cabo Verde em direcção à parte do Poente, por graus ou por outra maneira, que melhor e mais rapidamente se possa efectuar contanto que não seja dado mais. […] (Tratado entre D. Fernando e D. Isabel, rei e rainha de Castela e de Aragão, e D. João, rei de Portugal, de 7 de junho de 1494). (Ribeiro e Moreira Neto, 1992, p.71)
Figura 1
Mapa da Península Ibérica entre 1257 e 1492
Fuente: https://i.pinimg.com/originals/a0/b3/c2/a0b3c27b2d335770cb386cf263e31d24.jpg.
Hasta el siglo XVI, la palabra frontera aparecía de manera poco frecuente en los documentos de los reinos ibéricos. Durante o Imperio Romano había varios términos que designaban el fin de los dominios territoriales con otros imperios. Entre ellos, se pueden citar las palabras término, marca e raya. Término, en la mitología romana, era el dios protector de las fronteras (Figura 2). De acuerdo con Martin (1997), los romanos invocaban la protección del dios Término para fijar sus fronteras de manera majestuosa y nítidamente determinadas. Se trata de una costumbre no encontrada en otros imperios de la Antigüedad. “Constantemente alterada, pero supuestamente precisa, la frontera era el lugar donde se ofrecían ceremonias pomposas a su dios especial, ocasión en la que se fijaban grandes hitos y se cavaron fosas” (p. 26).
La palabra término deriva del latín terminus y, tanto en la lengua española como en la portuguesa, pasó a expresar o límite o línea que divide territorios nacionales. Lo mismo se verifica en relación con el término marca, palabra que viene de la antigua Germania, Mark. Inicialmente significaba grande región periférica, pero con el pasar del tiempo pasó a significar la línea de frontera (Zientra, 1989). Marca, en el diccionario de la Real Academia Española, expresa “antiguo territorio fronterizo” (https://dle.rae.es/marca). En el caso del diccionario portugués Houaiss (2011), marca significa delimitar, fijar, demarcar para distinguir propiedades territoriales.
En cambio, la noción de raya, con el significado de división territorial, prevaleció en la investigación sobre las demarcaciones territoriales en los reinos ibéricos. La propia línea de frontera (natural o artificial) era caracterizada como “raya seca o raya húmeda”. Por lo tanto, raya, en el período medieval, se puede considerar como una frontera lineal tempranamente definida. Con la aparición del estado moderno (oficialmente mediante la firma del Tratado de Westfalia, en 1648), nace, también, la frontera como noción de separación entre territorios nacionales. Sin embargo, incluso frente al nuevo orden político territorial, cuando el mundo comenzó a fragmentarse en territorios políticos de estados nacionales que exigían fronteras lineales bien definidas, en la historiografía portuguesa y castellana, raya era una noción que se destacaba contra la de un límite lineal (Gomes, 1991).
Figura 2
Terminus, dios romano garante de los límites de los campos y de las ciudades
Fuente: https://upload.wikimedia.org/Design_for_a_Stained_Glass_Window_with_Terminus%2C.
El concepto de frontera ha sufrido cambios e incorporado nuevos elementos a lo largo del tiempo, por el propio avance de las sociedades, por el surgimiento de nuevas técnicas de producción y por cambios políticos, económicos y culturales (Ferrari, 2010). Lo mismo puede decirse del concepto de raya, que también ha evolucionado con el tiempo.
Raya, inicialmente con un sentido de línea de separación entre reinos, también ha llegado a designar un sentido de articulación, especialmente para áreas cercanas a la línea de separación. Son las llamadas áreas rayanas, zonas rayanas, regiones o territorios rayanos. Es decir, de sustantivo se transformó en adjetivo. El significado de área rayana no es el mismo que el de raya, como línea de separación. Área rayana remite a la noción de un espacio geográfico de articulación de habitantes fronterizos, llamado rayanos. Uriarte (1994) proporciona un ejemplo de la evolución de la noción de raya: “La frontera, como Raya, levanta el ‘muro ibérico’. La Frontera, como el Área Rayana, derriba la ‘pared ibérica’ y forma la columna vertebral de un sistema sociocultural transfronterizo completo” (p. 452)
En la actualidad, aunque el concepto moderno de frontera es ampliamente utilizado, los investigadores luso-españoles inclinados a realizar estudios sobre espacios geográficos fronterizos aún utilizan la noción de raya en el sentido de separación de territorios. Lo mismo ocurre con respecto a las zonas o regiones fronterizas y transfronterizas. Por lo tanto, raya es un concepto que sigue siendo válido en la historiografía de los países de la Península Ibérica.
Noción de raia/raya en América Latina
El concepto de raya, con un significado de línea de separación entre territorios, fue ampliamente utilizado en América Latina, especialmente en la producción historiográfica sobre el período en que España y Portugal ejercieron el dominio colonial en la región. Por lo tanto, el concepto circuló, tanto en los documentos como en la cartografía, a partir del establecimiento de la línea del Tratado de Tordesillas. Fue firmado en 1494, por los reyes de Portugal y Castilla, con el propósito de evitar conflictos, establecieron la “raya o línea” sobre tierras “descubiertas y por descubrir”, como las futuras colonias, en la región distante y desconocida de la América Latina actual.
Para reemplazar la raya del tratado de Tordesillas, se celebraron nuevos tratados, incluido el de Madrid (1750). Este último sirvió para definir la raya de separación de las colonias sudamericanas, ya que los portugueses habían cruzado la línea de Tordesillas, especialmente durante el período de la unión ibérica (1580 a 1640), cuando el rey de España también fue rey de Portugal. La raya de Tordesillas, en la América Meridional, se tornó un símbolo muerto, período que se inició la expansión de las fronteras del Brasil (Jorge, 2012).
En la historiografía latinoamericana sobre el período colonial, existe una vasta literatura que indica el uso del concepto de raya como línea de separación, como concepto introducido por los países ibéricos. En el siglo XIX, cuando la mayoría de las tierras de América del Sur pasaron a asumir la forma de países independientes, emergieron algunos conflictos de límites. El Brasil, al independizarse, heredó de Portugal la indefinición de límites con sus nuevos vecinos. Por ello, tuvo que negociar con Argentina, Paraguay, Guayana Francesa, Bolivia, Colombia, Perú, Uruguay, Surinam, Guyana e Venezuela.
Con algunas excepciones, las disputas fronterizas entre países vecinos serían resueltas por la vía diplomática o mediante arbitrajes. En todos los litigios de límites con sus vecinos, el Brasil buscó apoyo en los documentos del período colonial, en los cuales figuraba el concepto de raya como límite entre posesiones de España y Portugal en la América del Sur. La primera gran cuestión de límites del Brasil se dio con la Argentina. Esa querella se conoce, históricamente, como Cuestión de Palmas o Misiones (1857 a 1895). Fue un conflicto que se generó por el reconocimiento de dos ríos: el Pepirí-Guazú y el San Antonio – Peperi-Guaçu e Santo Antonio, en portugués- (Jorge, 2012).
La reivindicación del territorio de Palmas o Misiones por los dos países siguió la misma lógica del enfrentamiento entre portugueses y españoles: mientras que la Argentina defendía que sus límites debían seguir todas las posesiones heredadas de España, el Brasil reivindicaba que el límite debía seguir as áreas que había ocupado efectivamente hasta su independencia. Ese criterio había sido establecido por el principio uti possidetis, como figuraba en los Tratados de 1750 y 1777.
Desde el derecho romano privado, el principio de uti posssidetis se introdujo en el derecho público internacional y se aplicó en el Tratado de Madrid para ayudar a resolver los conflictos de Raya en las colonias ibéricas. De manera simplificada el uti possidetis expresó: “como la tienes, la seguirás teniendo por derecho” (Jorge, 2012, p. 59).
En el proceso de arbitraje de la Cuestión de Palmas o Misiones, el estadista y diplomático brasileiro, Barón del Rio Blanco (Barão do Rio Branco), demostró que al heredar las indefiniciones de límites de Portugal, o gobierno brasilero establecía:
Su majestad el emperador de Brasil, reconociendo la falta de derecho escrito para la demarcación de sus rayas con los Estados vecinos, ha adoptado y propuesto las únicas bases razonables y equitativos que pueden invocarse: uti possidetis donde existe, y las estipulaciones del Tratado 1777, donde ellas se conforman o no van contra las posesiones actuales de una y otra parte contratante (Jorge, 2012, p. 65).
Con el objetivo de ajustar los diferendos limítrofes, en el año 1759, una comisión mixta viajó a la región para definir la raya colonial. Así, se trazo la misma por los ríos Pepirí- Guazú y San Antonio, obedeciendo, en parte, a instrucciones de sus majestades para evitar nuevos conflictos como expresa el artículo 31 del Tratado de 1751:
Que los comisionados eviten controversias sobre la demarcación, especialmente si se trata de objetos de poca importancia, sino que decidan entre ellos cualquier duda que pueda surgir, porque no es la intención de sus majestades que se deje imperfecta ninguna parte del trabajo sin una causa muy urgente, ni deberán hacer caso de alguna pequeña porción de terreno, siempre que la raya quede asentada por los límites naturales más visibles y duraderos (Jorge, 2012, p. 98-99).
La demarcación de esa raya suscitaría debates acalorados entre Portugal e España. Mientras que para los portugueses los ríos Pepirí-Guazú y San Antonio eran referenciados como la raya entre las coronas ibéricas, España protestaba alegando error de demarcación. Frente a los reclamos realizados por España, en 1788 fue designada para la región una nueva comisión demarcatoria de límites. Aquella comisión percibió errores en la demarcación de la raya trazada en 1759 y reconoció que el río Chapecó había sido confundido con el río Pepirí-Guazú y el río Chopim con el rio San Antonio. Pero la duda nunca ha sido esclarecida entre españoles y e portugueses. Así fue transmitida, posteriormente a Brasil y a Argentina. En el litigio entre los dos nuevos países sudamericanos, ahora por la vía diplomática, el conflicto solo pudo ser resuelto por medio del arbitraje del presidente de los Estados Unidos, Grover Cleveland, quien dio curso a la propuesta del Brasil (Ferrari, 2010). Este litigio sirvió de ejemplo a los demás litigios de límites del Brasil con los países vecinos.
En caso de arbitraje, los países involucrados en las contiendas de límites generalmente montaban extensos procesos en los que movilizaban toda la documentación y la cartografía producida por los reinos ibéricos; la noción de raya estaba siempre presente (Pereira, 1946; Jorge, 2012; Ribeiro y Moreira Neto, 1992). Por lo tanto, en el proceso de independencia de los países latinoamericanos, el concepto que se destaca es el de la frontera lineal. Raya solo está presente por las pruebas presentadas ante los diferendos de límites territoriales.
En la actualidad, el concepto de raya aparece poco en la literatura latinoamericana que analiza los problemas fronterizos. Solo tiene validez cuando se busca comprender la historiografía de las fronteras coloniales. A diferencia de los países ibéricos, donde se verifica la evolución del concepto, en los países latinoamericanos, fue reemplazado por el concepto de frontera lineal. Cuando se trata de investigación en áreas fronterizas, los investigadores e investigadoras de Latinoamérica suelen articular los conceptos de regiones o zonas fronterizas, entre otros.
Un ejemplo curioso es el de las ciudades Dionísio Cerqueira- Barracão y Bernardo de Irigoyen, en la frontera brasilera- argentina, en la que hasta el Siglo XX, la raya designaba una línea marcada en la tierra que a la vez era usada para carrera de caballos. Allí, argentino y brasileños participaban de fiestas y apuestas, haciendo correr a sus percherones de uno u otro lado. Posiblemente, como una recreación referida a la raya como límite de separación. (Ferrari, 2010)
Bibliografía
Cosme, J. (1992). O Reflexo das rivalidades luso-castelhanas no espaço Raiano (1165-1580): o caso dos concelhos de Moura, Mourão, Olivença e Serpa. Revista de Estudios Extremeños XLVIII (2), 377-404.
Ferrari, M. (2010). Conflitos e Povoamento na Fronteira Brasil-Argentina: Dionísio Cerqueira (SC), Barracão (PR) e Bernardo de Irigoyen (Misiones). Florianópolis: EdUFSC.
Gomes, R. C. A. (1991). Construção das fronteiras. In: Gomes, R. C. A. A memória da nação. Lisboa: Livraria Sá da Costa.
Houaiss, A. (2011). Dicionário de português atual. Ed. 7612. Houaiss Edições Culturais Ltda.
Jorge, J. A. G. (2012). Introdução às obras do Barão do Rio Branco. Brasília: Fundação Alexandre de Gusmão.
Martin, A. R. (1997). Fronteiras e nações. São Paulo: Contexto.
Pereira, R. B. R. (1946). O Barão do Rio Branco e o Traçado das fronteiras do Brasil. Revista do IBGE, VII (2), Rio de Janeiro: IBGE.
Ribeiro, D. y Moreira Neto, C. A. (1992). A Fundação do Brasil: testemunhos (1500-1700). Petrópolis: Vozes.
Uriarte, L. M. (1994). La Codosera. Cultura de fronteras y fronteras culturales en la raya luso-española. Revista de estudios extremeños 50 (2), 445-462.
Zientra, B. (1989). Fronteira. In: Enciclopédia Einaudi, v.14, Estado-Guerra. Imprensa nacional Casa da Moeda. (pp. 306-317).