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56 Retroceso

Sebastián Valverde, Clara Minaverry y Gabriel Stecher

La palabra retroceso proviene del latín retrocedĕre. Por lo general, esta palabra está cargada desde el sentido común de una significación negativa. En efecto, al revisar algunas de las definiciones de la Real Academia Española es posible comprobar esta afirmación, ya que se la menciona, por ejemplo, como “volver hacia atrás” o bien “detenerse ante un peligro u obstáculo” (https://dle.rae.es/retroceso).

Retroceso no es una palabra común en el estudio de las fronteras, ya que es una temática que se suele encarar, más bien, a través de conceptos como avance, corrimiento o conquista.

Este término inusual cobra un sentido diferente al ser vinculado al estudio de los bosques en relación con diversos actores sociales, en especial los pueblos indígenas, pequeños productores rurales y las normativas que regulan su utilización. Desde esta concepción de los bosques considerados como un área sumamente particular dentro del ambiente, de los territorios y de las relaciones con los seres humanos, resulta necesario repensar también las fronteras como espacios en retroceso, entre las diversas dinámicas que pueden ser parte de las mismas. El retroceso puede ser pensado como la “otra cara de la moneda” del avance, del corrimiento o la expansión de las fronteras. Para que se dé el avance de algo, tiene que ocurrir como contracara el retroceso de otro aspecto complementario. En este caso, el retroceso de los bosques nativos es consecuencia del avance de la frontera agraria, del agronegocio y de emprendimientos turísticos e inmobiliarios que avanzan.

Este retroceso no debería concebirse sólo en relación con las fronteras en sí mismas, las de los ambientes boscosos. También pueden ser considerados los diversos actores o sujetos sociales, cuyos territorios se ven severamente afectado por los desmontes y el deterioro de los bosques. El análisis del retroceso que se ha mencionado (asociado a una pérdida de superficie) permite brindar más detalles en relación con el otro aspecto complementario: el avance, el corrimiento con el consecuente ciclo de desposesión de variados actores sociales.

Este capítulo se divide en tres secciones. En la primera se introduce la problemática de la deforestación y el retroceso de los bosques, para el caso de la Argentina. En la segunda sección se describe la normativa que busca detener dicha situación. La última, finalmente, reflexiona sobre la relación avances y retrocesos para el estudio de las fronteras.

Deforestación y retroceso de los bosques

En la Argentina los bosques representan importantes ecosistemas que abarcan desde pluriselvas y bosques subtropicales en el norte, hasta formaciones características de las zonas templadas y frías como es el caso de la Patagonia. A principios del XX, los bosques naturales cubrían un tercio del territorio argentino y ocupaban más de cien millones de hectáreas (el equivalente a las superficies de Francia y España). Esta extensión se ha reducido drásticamente: actualmente, en ese país los bosques nativos cubren menos de 30 millones de hectáreas (Minaverry y Martínez, 2009).

A partir de la década de 1980, se aceleró en Argentina la inversión en infraestructura, los avances tecnológicos (cultivos transgénicos y siembra directa) y el contexto internacional de expansión del capital a escala global que se acentuó en la década de 1990. Estas dinámicas han constituido el marco que explica la creciente expansión de dicha frontera agraria con el consecuente retroceso de la masa boscosa.

De acuerdo con los últimos informes oficiales, el país se encuentra enfrentando en las últimas décadas, uno de los procesos de deforestación más agudos de su historia. Según estimaciones efectuadas por la Unidad de Manejo del Sistema de Evaluación Forestal (UMSEF, 2020), la deforestación para el período 1998-2002 es de aproximadamente 230.000 hectáreas al año.

A esto se le debe sumar que en el periodo 2008 – 2016 la deforestación fue de 267.000 ha, alcanzando su mínimo histórico en 2016, con 136.000 hectáreas (Droveto, 2018), siendo la tasa de deforestación seis veces mayor que el promedio mundial. La realidad de la fragmentación de los bosques es diferencial según la región del país. Así, en términos generales, en el Noreste y Noroeste Argentino, el proceso resulta más agresivo extendiéndose durante 2018 en las provincias de Salta, Santiago del Estero, Formosa y Chaco a 112.766 hectáreas (Mohr-Bell et al., 2019).

A esta realidad, cabe sumarle otras consecuencias asociadas, tales como el cambio climático con sus efectos más visibles (inundaciones, desertificación, empobrecimiento de comunidades rurales). Este es el contexto que motivó un profundo proceso de debate y luego la aprobación por parte del Congreso de la Nación de la Ley 26.331.

Esta dinámica que venimos describiendo para la Argentina es comparable a la que se da en otros países de América Latina. En efecto, donde entre los años 1990 y 2015, la superficie forestal de la región perdió 96,9 millones de hectáreas de bosques y selvas sobre el total de 935,5 millones de hectáreas por las que está conformada la región, es decir cerca de un 10%. La principal causa de esta reducción en la masa boscosa en la región se explica a partir de la actividad maderera y la agropecuaria (Papaleo, 2019).

Desmontes en el sector Pichuinco, Cerro Belvedere, Lof Paichil Antriao, Departamento Los Lagos, Provincia de Neuquén

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Fuente: Stecher, Gabriel.

Normativa ambiental

Desde inicios de la década de 1990 en Argentina puede observarse un proceso de sanción de diferentes leyes ambientales, las cuales -en concordancia con los nuevos paradigmas y en un contexto de cambio climático en el orden global-, tienen como finalidad la conservación y el manejo sustentable de los recursos naturales y de sus hábitats.

Un ejemplo de esta normativa hace referencia a la Convención Relativa a los Humedales (Ley 23.919-1991); la Producción Ecológica, Biológica u Orgánica (Ley 25.127-1999); los Presupuestos Mínimos para Gestión Sustentable (Ley 25.675-2002); el Régimen de Gestión Ambiental de Agua (Ley 25.688-2002), el Régimen de Presupuestos Mínimos para la Preservación de los Glaciares y del Ambiente Periglacial (Ley 26.339-2010) y a la Ley 25.831 sobre el Régimen de Libre Acceso a la Información Pública Ambiental dictada en el año 2004.

En esta línea puede situarse la sanción en el año 2007 de la llamada Ley de Bosques. En efecto, con el objetivo de frenar y regular los desmontes como consecuencia de la expansión de la frontera agropecuaria se sancionó la Ley Nº 26.331. Esto significó un gran avance en la necesaria protección de este recurso natural, tan amenazado y dañado, debido a que fue la primera ley para la protección del bosque nativo que fue sancionada y promulgada en Argentina (Minaverry y Martínez, 2009). Esta norma fue dictada como resultado –y tuvo lugar- en un contexto de emergencia y de multiplicación de conflictos socioambientales protagonizados por los pueblos originarios, pequeños productores, organizaciones ambientalistas y por una creciente diversidad de poblaciones y actores sociales (Giarracca, 2006; Merlinsky, 2013; Seoane, 2006). A la vez se dio en un período donde la introducción de consideraciones ambientales en las políticas públicas fue adquiriendo cada vez mayor relevancia (Schmidt, 2015).

A nivel internacional, diversos organismos han resaltado la importancia en las presentes temáticas. Entre ellos, se puede destacar a la UNESCO y la FAO que los definió como los servicios que comprenden a la inspiración estética, a la identidad cultural, al sentimiento de apego al terruño y a la experiencia espiritual relacionada con el entorno natural, y que incluyen también a las oportunidades para el turismo y las actividades recreativas. La Ley de Bosques argentina incorporó en su texto estos conceptos. Uno de los objetivos concretos de dicha norma es proponer el ordenamiento territorial de los bosques nativos como una manera de regular los usos a los que se destinan (Casadelrrey Zapata, 2017). Asimismo, establece que las provincias deben realizar el ordenamiento territorial de sus bosques nativos (denominado OTBN), a través de un proceso participativo y categorizar los diversos usos de las tierras boscosas.

En algunas regiones del país, la aplicación de esta Ley –junto con las homólogas provinciales – han generado desde su sanción fuertes debates y controversias entre los diversos sectores involucrados. Entre ellos se encuentran distintos niveles de gobierno, emprendimientos privados, organizaciones sociales, ambientalistas, de pequeños productores rurales y de los pueblos originarios.

Avances y retrocesos

Diferentes autores abordan el estudio de las fronteras en su complejidad y multidimensionalidad, entre los que se pueden mencionar a Trinchero (2000 y 2007), Bartolomé (2005), Benedetti (2011) y Nacuzzi y Locaioli (2014). Esta literatura permite analizar la complementariedad entre ambos lados de la frontera, en los denominados “espacios fronterizos”, que suponen una interrelación entre uno y otro ámbito, pensándolos no como una barrera sino como un espacio de interacción.

Desde un abordaje interdisciplinario entre la antropología y la historia, Nacuzzi y Locaioli (2014, p. 28), entienden a las fronteras: “como los espacios de interacción entre los sectores hispanocriollos y los grupos nativos, cuyos límites geográficos y culturales –difusos, múltiples y dinámicos– se definían a través del contacto, la negociación interétnica y los mestizajes”.

Otros autores han hablado en términos comparables de “franja fronteriza” para aludir a “la frontera propiamente dicha (…) como la línea divisoria que separa dos o más Estados” (Giménez, 2007, p. 20).

La problemática de los bosques nativos, cuyo retroceso asume características verdaderamente dramáticas por el daño ambiental y las consecuencias en los seres humanos que esto viene generando, otorga una oportunidad inestimable para reflexionar en torno a una de las aristas posibles de las fronteras, que constituye esta faceta poco explorada: su retroceso.

El retroceso puede ser visualizado como el de los territorios campesinos, indígenas, de los pequeños productores rurales, de la producción familiar. En otras palabras, tal retroceso puede ser visto como la otra cara del pretendido avance de las fronteras o de muchos componentes de estas. También, se debe pensar asociado a los efectos que esto genera, ligados a transformaciones que son a su vez reacciones a dichos avances. Entre ellas se encuentran las crecientes movilizaciones que se vienen registrando en vastos sectores: grupos ambientales ONG, pueblos originarios, pequeños productores, ámbitos académicos que vienen abordando cada vez más la problemática.

Las fronteras han sido un término tan polisémico y dinámico que escapa a cualquier intento de generar una definición totalizadora. Esto resulta explicable, ya que la “(…) proliferación de definiciones tiene que ver con la multiplicidad de situaciones de frontera estudiadas en diversas regiones y períodos” (Nacuzzi y Locaioli, 2014, p. 28). Por ello mismo, atendiendo a esta complejidad y por medio de sus sentidos menos usuales, es como se puede avanzar en el análisis sus múltiples facetas. El retroceso es uno de ellos para pensar la oposición y a la vez la complementariedad.

Bibliografía

Bartolomé, M. A. (2005). Antropología de las fronteras en América Latina. AmeriQuests, 2(1), 1-17.

Benedetti, A. (2011). Territorio: concepto integrador de la geografía contemporánea. En: Territorio, lugar, paisaje: prácticas y conceptos básicos en geografía. Patricia Souto editora, Buenos Aires: Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras Universidad de Buenos Aires.

Casadelrrey Zapata, C. (2017). Crisis ambiental y ordenamiento territorial de los bosques nativos en la provincia de Salta: entre la política ambiental sostenible y la gestión territorial participativa. Espacio Regional, 1(14), 43-56.

Droveto, J. (16 de abril de 2018). El estado de los bosques: cómo llegamos hasta aquí y cómo revertir la deforestación. Redacción. Recuperado de https://bit.ly/2UVYrWN

Giarracca, N. (2006). Territorios en disputa: los bienes naturales en el centro de la escena. Realidad Económica, 217, 51-68.

Giménez, G. (2007). La frontera norte como representación y referente cultural en México. Cultura y Representaciones sociales. México: Instituto de Investigaciones Sociales, Universidad Nacional Autónoma de México.

Merlinsky, G. (2013). La cuestión ambiental en la agenda pública. En: Merlinsky, G. (Comp.), Cartografías del conflicto ambiental en Argentina (pp. 19-60). Argentina: CICCUS-CLACSO.

Minaverry, C. y Martínez, A. (2009). Consideraciones sobre la normativa forestal y el dictado de la ley y reglamento para la protección de bosques nativos en la República Argentina, Revista Electrónica de la Comisión Nacional Forestal de México (Conafor). Recuperado de www.mexicoforestal.gob.mx.

Mohr-Bell, D., Díaz, G., Príncipe, R., Gonzalez, C., Bono, J., Ciuffoli, L., Strada, M., Parmuchi, G., Chomnalez, F., Montenegro, C., Loguercio, G. (2019). Monitoreo de la Superficie de Bosque Nativo de la República Argentina, Región Forestal Bosque Andino Patagónico. Tomo I Informe. Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación. Esquel (Chubut), Argentina. 87 pp. Recuperado el 15 de abril de 2020 de https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/monitoreo_de_la_superficie_de_bosque_nativo_bap_2_de_octubre_
2019.pdf

Nacuzzi, L., Locaioli, C. (2014). Perspectivas antropológicas para el análisis histórico de las fronteras. En: Trinchero, H., Campos Muñoz, L., Valverde, S. (comps.), Pueblos indígenas, conformación de los estados nacionales y fronteras. Tensiones y paradojas de los procesos de transición contemporáneos en América Latina, Tomo I. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras Universidad de Buenos Aires, Universidad Academia Humanismos Cristiano.

Papaleo, C. (2019). América Latina. Bosques de América Latina: deforestación letal. DW.COM. España. Recuperado el 11 de septiembre de 2019. En DW.COM Recuperado el 11 de septiembre de 2019 de https://p.dw.com/p/3PQis

Schmidt, M. (2015). Política ambiental, avance de la frontera agropecuaria y deforestación en Argentina: el caso de la ley «De Bosques». GeoPantanal, 18, 121-139.

Seoane, J. (2006). Movimientos sociales y recursos naturales en América Latina: resistencias al neoliberalismo, configuración de alternativas. Sociedade e Estado, 21(1), 85-107.

Trinchero, H. (2000). Los Dominios del Demonio. Buenos Aires: EUDEBA.

Trinchero, H. (2007). Aromas de lo Exótico (Retornos del objeto). Para una crítica del objeto antropológico y sus modos de reproducción. Editorial S/B, Buenos Aires.

UMSEF, Unidad de Manejo del Sistema de Evaluación Forestal. (2020). Recuperado el 12 de abril, 2020 de https://www.argentina.gob.ar/



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