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Inclusión digital en Argentina y el Cono Sur: un acercamiento a las políticas públicas

Silvia Lago Martínez, Sheila Jazmín Amado y Mirta Mauro[1]

Palabras clave: políticas públicas, inclusión digital, educación, Cono Sur

Introducción

La ponencia conforma un recorte de la investigación “Políticas Públicas para la inclusión digital en Argentina y el Cono Sur” desarrollada en el Instituto Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales, UBA.[2] En ella se presenta un estado del arte sobre las políticas de inclusión digital educativa que se implementan en la actualidad en Brasil, Uruguay, Chile, Perú, Ecuador y Argentina. Asimismo se analizan los conceptos de brecha digital e inclusión digital y la apropiación particular que cada país observado les asigna a la hora de proponer e implementar diversas políticas públicas de inclusión digital.

Por último, el trabajo se focaliza en dos políticas públicas del Estado nacional argentino para la inclusión digital: El Programa Conectar Igualdad y el Programa Núcleos de Acceso al Conocimiento (NAC).

Inclusión digital: desarrollo del concepto

El paradigma de la sociedad de la información y del conocimiento ha generado a nivel mundial y en América Latina y el Caribe en particular, una diversidad de políticas públicas asociadas con el desarrollo de las naciones en la economía global. Autores como Mattelart (2002), Crovi Druetta (2004), Valderrama (2012) analizan la “sociedad de la información y del conocimiento” como un proyecto hegemónico gestado por los gobiernos de los países de la OCDE, las Naciones Unidas y la Comunidad Europea durante las décadas de los ochenta y noventa. Según Valderrama en el año 2000, los países miembros del G-8, reunidos en Okinawa (Japón) decidieron impulsar de manera explícita lo que allí denominaron como sociedad global de la información. Esta apuesta política y de desarrollo económico se consolidó en la Cumbre de Génova en 2001 y en las Cumbres Mundiales sobre la Sociedad de la Información (CMSI) de Ginebra 2003 y Túnez 2005.

En consecuencia, los países de la región latinoamericana adoptan los principios de la CMSI y el término “sociedad de la información”, y nutren sus agendas de políticas y estrategias ligadas al ritmo que sugieren los organismos multilaterales (Lago Martínez, 2005). Al mismo tiempo se impone el concepto de “brecha digital” para dar cuenta de las desigualdades tecnológicas entre los países, las regiones, las ciudades y las comunidades. Las políticas públicas en materia tecnológica que son implementadas desde los años 1990 en la región han tenido entre sus principales objetivos la disminución de la brecha digital.

Más recientemente el concepto de brecha digital fue ampliado a la noción multidimensional de inclusión/exclusión digital. Esta noción emerge con el desarrollo de la primera fase de la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información en el año 2003,[3] entendida como una dimensión de la inclusión social.

La inclusión social es un concepto que fue promovido por la Unión Europea (UE) alrededor de los años 1990 de manera de ampliar la noción de pobreza, ya que no solo se refiere a la carencia de recursos sino a un amplio espectro de carencias en cuanto a inserción social y laboral, materialización de derechos sociales y relaciones sociales. En definitiva es un concepto ambiguo y relacional (respecto de la exclusión) que cuenta con al menos tres dimensiones: una discursiva e ideológica; otra institucional o política (procesos de decisión), y una operativa. De manera que, dependiendo de la orientación ideológica de que se trate, se priorizarán diferentes estrategias para las políticas públicas.

En estrecha relación con este concepto es posible entender la inclusión educativa como camino de inclusión social. Este concepto, entonces, se operacionaliza en función de las dimensiones e indicadores de la brecha digital, y del concepto apropiación tecnológica, donde apropiarse no es solamente uso o consumo, sino apropiarse del objeto tecnológico y de los significados que el objeto transfiere, posibilita o desencadena (Morales, 2011).

Desde hace dos décadas se implementaron innumerables políticas públicas para la reducción de la brecha digital y la inclusión digital en los países latinoamericanos. En Argentina, en la presente década es donde se realizan las más importantes inversiones para la disminución de la brecha digital. En el año 2010 se crea el Plan Nacional de Telecomunicaciones “Argentina Conectada” con el fin de fortalecer la inclusión digital en la República Argentina. Coordina las múltiples iniciativas en materia de desarrollo de las tecnologías de la información y comunicación e inclusión digital que están siendo implementadas por las distintas áreas del Poder Ejecutivo Nacional.[4] En nuestra investigación seleccionamos para su estudio dos políticas de alcance nacional: el Programa Conectar Igualdad (PCI) y el Programa Núcleos de Acceso al Conocimiento (NAC).

Cartografía de políticas de inclusión digital educativa en la región latinoamericana

A continuación se describen por país los diversos programas de carácter nacional que se enmarcan dentro de las políticas públicas digitales en educación.

En Brasil, el interés por promover políticas educativas vinculadas al uso de la tecnología estuvo presente desde mediados de la década de 1970. La información relevada permite dar cuenta del carácter integral de las políticas educativas de inclusión digital, las cuales suponen para su implementación la acción conjunta de diversos agentes e instituciones sociales, tanto públicas como privadas. El amplio y heterogéneo territorio brasileño implica que las políticas públicas digitales orientadas a educación de carácter nacional no solo deben adaptarse a las características y necesidades específicas de cada región, sino que además deben convivir con múltiples iniciativas regionales estaduales, las cuales logran tejerse en un entramado articulado, si bien no están exentas de tensiones. Entre las políticas públicas educativas de relevancia actual, encontramos: Programa Nacional de Tecnología Educacional (ex Proinfo); Programa de Banda Ancha en las Escuelas; Programa Um Computador por Aluno (PROUCA).

Por su parte Uruguay se distingue por ser el primer país de la región en implementar el modelo 1:1 mediante el denominado Programa para la Conectividad Educativa de Informática Básica para el Aprendizaje en Línea (Plan Ceibal), y por tanto marca un claro antecedente y referente en la política pública regional en materia de inclusión digital. El actor clave en el diseño, la implementación y el desarrollo de los diferentes programas de inclusión digital educativa es el Estado nacional de Uruguay, que trabaja en conjunto con la empresa estatal de telecomunicaciones ANTEL. Entre las políticas públicas digitales encontramos cinco iniciativas: Red de Infocentros USI; Centros MEC, que incluye el Plan Nacional de Alfabetización Digital (PNAD); Educantel; Plan Ceibal.

En Chile el programa Enlaces es una de las iniciativas más destacadas en materia de políticas públicas de inclusión digital en el territorio chileno. Según su página web, Enlaces-Centro de Educación y Tecnología del Ministerio de Educación nace en 1992 con el fin de contribuir al mejoramiento de la calidad de la educación mediante la informática educativa y el desarrollo de una cultura digital. Trabaja con todos los colegios subvencionados de Chile, entregando estrategias de enseñanza con el uso de tecnología, capacitando profesores, ofreciendo talleres para estudiantes y poniendo a disposición recursos educativos digitales e infraestructura. Junto con este, a partir del 2012 se implementa el Programa Conectividad para la Educación, a través del cual todos los establecimientos educativos subvencionados reciben Internet.

En cuanto a Perú las políticas de inclusión digital educativa implementadas en el país no poseen continuidad en el tiempo ya sea por falta de financiamiento o por cuestiones políticas. No pareciera haber, al menos públicamente, estudios específicos sobre el alcance, desarrollo y resultado de dichas políticas. Los estudios que se han encontrado corresponden a investigaciones realizadas por organismos internacionales o por el sector académico. Muchas de las políticas de inclusión digital elaboradas por el Estado cuentan con la participación activa y directa de organismos internacionales, empresas tanto nacionales como multinacionales, y distintas organizaciones de la sociedad civil, no solo en lo que respecta al financiamiento, sino a la implementación y desarrollo de dichas políticas, conjuntamente con el Estado. Entre las políticas públicas de inclusión digital educativa encontramos: Proyecto Huascarán; DIGETE; Programa Una Laptop por niño; Programa Tic para Aprender.

Dentro de las iniciativas en Ecuador, nos interesa destacar el Plan de Acceso Universal y Alistamiento Digital. Este está compuesto por tres proyectos enmarcados dentro de la idea de inclusión digital educativa. Cabe mencionar que ellos están interrelacionados: Infocentros, Internet para tod@s y el Plan Nacional de Banda Ancha. Los infocentros son espacios que buscan acercar la comunidad a la tecnología y familiarizarla con el uso apropiado de las TIC, es un programa que funciona desde 2011 y busca reducir los niveles de analfabetismo digital en el país (cercano al 30%), a través de la utilización de siete unidades móviles o aulas móviles que cuentan con equipos de computación y acceso a Internet. Estos se desplazan a lo largo del país brindando talleres gratuitos sobre el uso de redes sociales, correo electrónico, buscadores, entre otros.

Por último, en Argentina el principal encargado de implementar políticas públicas de inclusión digital es sin duda el Estado nacional. Existen emprendimientos de carácter provincial que tienen un lugar destacado en la aplicación de este tipo de iniciativas (Ciudad de Buenos Aires, San Luis y la Rioja).

En febrero de 2015, el Ministerio de Educación de la Nación Argentina puso en marcha el Plan Nacional de Inclusión Digital Educativa, que integra las diferentes políticas públicas relacionadas con la incorporación de las TIC en las prácticas pedagógicas. Esto incluye al Programa Conectar Igualdad, Primaria Digital y Aulas Rodantes, y se articula con diversas acciones desarrolladas por el Programa “Nuestra Escuela” (de formación docente), entre otras.

En concordancia con la Ley Nacional de Educación en el año 2010 se crea el Programa Conectar Igualdad (PCI).[5] Al mes de julio de 2015 se han entregado más de cinco millones de netbooks. Estudios de elaboración propia de orden cualitativo y cuantitativo (Lago Martínez y Dughera, 2013; Lago Martínez, 2015) realizados en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), concluyen que el programa posee muchas falencias en su aplicación, relacionadas principalmente con el funcionamiento del piso tecnológico y la capacitación de los docentes.

Las evaluaciones llevadas a cabo por el propio Estado nacional destacan dos informes evaluativos, uno del año 2011 y otro correspondiente a 2015, llevado a cabo con distintas universidades nacionales. Este estudio parte de la base de que en las escuelas secundarias públicas, en las escuelas de Educación Especial y en los Institutos de Formación Docente se ha alcanzado una brecha digital cero. Focalizan el estudio en tres dimensiones: institucional; formación y práctica docente y estudiantes.

Argentina: los Núcleos de Acceso al Conocimiento

El Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios impulsó el Programa Núcleos de Acceso al Conocimiento (NAC), perteneciente al eje estratégico de inclusión digital del Plan Nacional de Telecomunicaciones Argentina Conectada. Una de dichas metas consiste en el establecimiento de doscientos cincuenta (250) Núcleos de Acceso al Conocimiento (NAC). El propósito del programa es la implementación en todo el territorio nacional de espacios públicos de inclusión digital, ofreciendo a todos los habitantes acceso a la conectividad y a las tecnologías de la información y comunicación, para el logro de habilidades digitales, oficios, herramientas de participación, expresión y entretenimiento, de manera gratuita.

El Estado nacional asume el compromiso de brindar equipamiento mobiliario y dispositivos tecnológicos, capacitación, contenidos digitales, acompañamiento técnico y administrativo a los NAC, y las instituciones, a aportar el espacio físico y los recursos humanos necesarios para llevar adelante la gestión local de los Núcleos.[6] En la actualidad (julio de 2015) se han instalado 198 NAC, en todo el país, de los 250 programados.

En el trabajo de campo de nuestra investigación se relevaron hasta el momento ocho NAC, cuatros de los cuales se encuentran en GBA, tres en CABA y uno en la ciudad de Córdoba.

A partir de las entrevistas realizadas a los responsables de cada NAC y de la observación en cada uno de los espacios físicos se constató que en general, salvo excepciones, los NAC funcionan a lo largo de todo el día, en amplia franja horaria; algunos se encuentran ubicados en Centros de Integración Comunitarios (CIC) y otros en la sede de municipios o bien en la de organizaciones sociales o civiles. En cuanto al equipamiento y el mobiliario provisto por el Estado cumplen con lo previsto. Los oficios digitales y la proyección en el microcine resultan las actividades que han tenido más público. Las actividades del NAC se difunden a través de diferentes medios, a saber: por las redes sociales, en particular Facebook, volantes y afiches, algunos colgados en la misma entidad, y por el “boca a boca”.

Con relación a las personas que asisten, en algunos NAC concurren fundamentalmente niños y adolescentes, mientras que en otros además participan adultos mayores, aunque algunos de los núcleos esperan lograr la participación de los adultos de entre 30 a 50 años. Las debilidades de los NAC relacionadas con los asistentes es no poder llegar a un público más amplio, y no solo a la población más joven o más adulta, y relacionadas con el equipamiento, problemas técnicos con las computadoras o resto de equipos, pero sobre todo problemas de conectividad.

La importancia de los NAC como espacio de inclusión

En la mirada de los responsables de los NAC, los asistentes habituales a estos núcleos, al hacer uso de las instalaciones y sus equipos, en particular de las computadoras, sienten que se apropian de la tecnología porque tienen su máquina y sus archivos y porque existe una real necesidad de apropiación del conocimiento tecnológico:

… de eso es lo que se apropian, de ella, apropiarse de la máquina, servirse, tienen que servirse. Nosotros somos un canal, una ayuda pero ellos tienen que servirse de la tecnología para ser más libres (Responsable NAC-Recoleta).

 

Yo creo que el que viene al NAC viene porque necesita, porque hay una necesidad de por medio. Porque aquel que no tiene esa necesidad no viene (Responsable NAC-Marcos Paz).

Algunos de los responsables a cargo de los NAC observan que la brecha digital se va reduciendo en particular en la población más adulta, los mayores van sabiendo cada vez más computación, comienzan a tener su propio correo electrónico y a hacer uso de él estableciendo comunicación por este medio. Se conectan a Facebook, crean su propia página de Facebook, aprenden a ver un video, “ingresan al mundo de hoy”. Si bien los angustia o les produce temor, lo ven como algo alejado, el poder acceder a un mundo hasta ese momento desconocido. Otro aspecto interesante es que se establece un ambiente participativo que posibilita conocer y relacionarse con otros con las mismas necesidades y expectativas, además de aprender y acceder a Internet.

Comentarios finales

Entre los países relevados para los fines de esta investigación, encontramos varias coincidencias respecto de sus políticas públicas digitales, fundamentalmente las orientadas hacia la educación. En primera instancia, en todos los países relevados las políticas tienen como foco prioritario de acción la educación formal básica, ya sea en el nivel secundario o primario. Dentro de este eje de acción podemos distinguir dos líneas principales que orientan dichas políticas, esto es, la conectividad de las escuelas a la red de banda ancha y el equipamiento de estudiantes y profesores de computadoras personales, dentro del modelo 1:1. La conectividad en las escuelas está en la mayor parte de los casos asociada a la provisión de computadoras bajo el modelo 1:1, por lo tanto muchos de los programas o planes que se ocupan de la conectividad están enmarcados en estos modelos. No obstante existen otras iniciativas que se ocupan de la conexión a la banda ancha desde programas específicos que funcionan en paralelo a lo relativo específicamente a educación, es decir que piensan la conectividad enfocada a distintas poblaciones prioritarias donde el plano educativo es uno más. Cabe aclarar que los programas tienen varios puntos de divergencia entre sí (respecto del equipamiento, software, modo de distribución, entro otros). Los modelos 1:1 son en todos los países observados el centro de las políticas educativas de inclusión digital, esto es debido a su masividad, a la fuerte inversión económica y a su mayor permanencia en el tiempo respecto de otras iniciativas.

Por fuera del sistema formal de educación, existen otras iniciativas que están orientadas a la población que no está alfabetizada digitalmente y que no tiene acceso, ya sea a una computadora o a la red de banda ancha en su domicilio. Se trata en la mayor parte de los casos de centros ubicados en diversas partes del país, generalmente en zonas de escasos recursos, que otorgan capacitación a la población y les facilitan el uso de una computadora o de diversos dispositivos digitales dentro de sus instalaciones.

Otro de los puntos a destacar es que la mayor parte de los países de la región cuenta con una agenda digital a cargo del Estado que prioriza en su plan la inclusión digital educativa. Además podemos observar regularidades en torno a la justificación teórica de estas políticas, todas enmarcadas en la idea de sociedad de la información como así también bajo un criterio uniforme de lo que se entiende por inclusión digital. Esto puede resumirse en la idea de que facilitar el acceso y la alfabetización digital de toda la población de un país favorece el ejercicio de derechos ciudadanos en el marco de la sociedad de la información. Siendo el Estado el garante de los derechos colectivos, él es quien debe interceder para la inclusión de los sectores menos favorecidos por la sociedad o aquellos no contemplados por el mercado.

De allí la creación de programas como el NAC en Argentina (emprendimientos similares se encuentran en los países de la región) que aspiran a la reducción de la brecha y la inclusión de sectores de la población que no pueden acceder a conectividad, capacitación, formación laboral, etc. Los avances de nuestra investigación ‒así como la creación muy reciente del plan‒ son muy incipientes aún para arrojar resultados, lo que sí podemos advertir, por la importante actividad que desarrollan y el número de personas que los visitan, es que existen necesidades reales de acceso y formación en los vecinos de lo barrios donde se emplazan. Estas aumentan en los barrios de sectores populares en relación con los de sectores medios, en estos últimos los que asisten fundamentalmente son adultos mayores, en cambio en otros se suman niños y adolescentes, con menor presencia en la franja de 30 a 50 años. La oferta de actividades es variada e innovadora, y en general, salvo en las capacitaciones que tienen por objetivo la alfabetización digital, implican un cierto conocimiento previo en el manejo de las tecnologías digitales. Para su desenvolvimiento intervienen múltiples actores (docentes de los cursos, técnicos, personal del municipio u organización, otras organizaciones o escuelas cercanas con las cuales se realizan actividades conjuntas, etc.) y los coordinadores y asistentes de los NAC emprenden la tarea con iniciativa y responsabilidad. El peligro es que el NAC se convierta en un espacio de “clientes”, y para evitarlo son muy importantes todas las actividades que se realizan de manera grupal y que otorgan iniciativas a los que participan en ellas (talleres de radio, páginas web, videos, etc.). El estudio del plan permitirá ir avanzando, conforme también se consolidan los NAC, en el conocimiento sobre las percepciones de los vecinos acerca de la inclusión y de las variabilidades que se observan por edad, género, nivel socioeconómico y capital cultural.

Bibliografía

Conectar Igualdad (2011). Nuevas voces, nuevos escenarios: estudios evaluativos sobre el Programa Conectar Igualdad. Pimera etapa. Recuperado de http://goo.gl/jBgK8l.

Conectar Igualdad (2015). Cambios y continuidades en la escuela secundaria: la universidad pública conectando miradas. Estudios evaluativos sobre el Programa Conectar Igualdad Segunda etapa. Recuperado de http://goo.gl/C9UkNw.

Crovi Druetta, D. (2004). Sociedad de la información y el conocimiento, entre lo falaz y lo posible. Buenos Aires: La Crujía.

Di Maggio, P. y Hargittai, E. (2001). “From the digital divide to digital inequality: Studyng Internet use as penetration increases”. Working Paper 19, Center for Arts and Cultural Policy Studies, Woodrow Wilson School.

Lago Martínez, S. (2005). “La experiencia de los Centros Tecnológicos Comunitarios”. En Argentina en Internet y la sociedad de la información, tomo I. Quito: UNESCO-CIESPAL.

Lago Martínez, S. (coord.) (2015). De tecnologías digitales, Internet y educación formal. Retratos de los planes “una computadora, un alumno”. Buenos Aires: Editorial Teseo.

Lago Martínez, S. y Dughera, L. (2013). “Un acercamiento posible al Programa Conectar (y la) Igualdad”. Ciencias Sociales, N° 84, pp. 88-95.

Mattelart, A. (2002). Historia de la sociedad de la información. Buenos Aires: Paidós.

Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad de España (2011). Estudio comparado sobre estrategias de inclusión activa en los países de la Unión Europea. Madrid.

Morales S. (2009). “La apropiación de TIC: una perspectiva”. Morales, S. y Loyola, M. (coords.). Los jóvenes y las TIC. Apropiación y uso en educación. Córdoba: ECI, UNC.

Valderrama, C. (2012). Sociedad de la información: hegemonía, reduccionismo tecnológico y resistencias. Nómadas, Nº 36, pp. 10-25.


  1. Silvia Lago Martínez, profesora de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires e investigadora del Instituto Gino Germani. Buenos Aires, Argentina. Contacto: slagomartinez@gmail.com.
    Sheila Jazmín Amado, socióloga, Universidad de Buenos Aires, Argentina. Contacto: sheila.j.amado@gmail.com.
    Mirta Mauro, profesora de las Facultades de Ciencias Sociales y Psicología de la Universidad de Buenos Aires, Argentina. Contacto: msmauro@ciudad.com.ar.
  2. Para la escritura de este trabajo, además de las autoras, se recibieron los aportes de los siguientes investigadores y estudiantes que forman parte del equipo de investigación: Lucila Dughera y Ana Marotias contribuyeron con la elaboración del marco conceptual sobre inclusión digital; Milagros Vidaurre, Anahí Méndez, Martín Gendler y Cristina Alonso realizaron el relevamiento de las políticas de inclusión digital en la Argentina y los países latinoamericanos que se abordan; Agostina Trovato confeccionó las matrices para el análisis de entrevistas; Ayelén Alvarez y los estudiantes de Sociología Ezequiel Fanego, Flavia Samaniego, Cecilia Soto, Malena Schilseman y Carolina Otharan realizaron entrevistas y observación en los Núcleos de Acceso al Conocimiento (NAC).
  3. Aquí la inclusión digital se define como un conjunto de políticas públicas relacionadas con la construcción, administración, expansión, ofrecimiento de contenidos y desarrollo de capacidades locales en las redes digitales públicas, en cada país y en la región (Robinson, 2005).
  4. Estas son: Sistema Argentino de Televisión Digital Terrestre; Mi TV Digital-Plan de Acceso; Televisión Digital Satelital; Programa de Polos Audiovisuales Digitales; Programa Conectar Igualdad; Agencia Federal para la Sociedad de la Información; Programa Nacional para la Sociedad de la Información (PSI); Programa Núcleos de Acceso al Conocimiento (NAC); Servicio Universal de las Telecomunicaciones; Agenda Digital; Plan Nacional Igualdad Cultural.
  5. Se inició en el año 2010 y consiste en la distribución de una computadora portátil a cada estudiante y docente de las escuelas públicas secundarias, de educación especial, y de los institutos de formación docente.
  6. La oferta de los NAC consiste en aprendizaje tecnológico y alfabetización digital; cursos de capacitación; talleres en temáticas específicas; formación laboral; microcine que exhibe la señal emitida por el sistema de Televisión Digital Abierta; entretenimiento digital; conectividad inalámbrica; cursos a través de plataformas virtuales, ya sea en línea (por conexión a Internet) y fuera de línea (por CD interactivo).


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