Otras publicaciones:

9789877230215-frontcover

12-4283t

Otras publicaciones:

9789877230550-frontcover

Book cover

Boquete[1]

(Patagonia andina, siglos XVIII-XXI)

Marcos Sourrouille[2] y Matías Chávez[3]

Definición

Un boquete es una entrada angosta a un lugar o paraje. Puede operar como sinónimo de paso, portillo o portezuelo. Suele referirse específicamente a aquellos que atraviesan la cordillera de los Andes u otras zonas montañosas, comunicando poblaciones entre sí o permitiendo el acceso a recursos. Su conocimiento y uso ha sido una herramienta estratégica en términos políticos, militares y comerciales, tanto en los tiempos de autonomía indígena como en el marco de las guerras de expansión estatal sobre los territorios patagónicos.

Etimología

La palabra es derivada de “boca” y el agregado del sufijo “ete” opera como diminutivo. Aparece, con diferentes acepciones, en diccionarios de la lengua española de los siglos XVIII y XIX. En varias regiones del Estado español y la América de habla hispana designa una abertura estrecha o desfiladero entre montañas. En la Argentina, el Instituto Geográfico Nacional (2010, p. 91) toma como equivalentes los términos paso, boquete, portillo y portezuelo.

El concepto se emplea con frecuencia en la cartografía, los archivos y el habla cotidiana de la región patagónica, donde –sin embargo– su significado es más preciso. En el uso habitual, no cualquier abra entre montañas es un boquete, sino sólo aquellas que son transitadas y/o habitadas. Se trata de una categoría socio-histórica, en cuya definición el accidente geográfico en sentido estricto deviene una condición necesaria pero no suficiente. Cuando se hace alusión a la historia o geografía patagónica, la referencia a los boquetes se relaciona con la caminería: estos se constituyen como tales a partir de la circulación de personas y objetos.

Usos y disputas

Los estudios arqueológicos han demostrado que las movilidades poblacionales y la circulación de objetos entre ambas vertientes de los Andes patagónicos se remontan a varios siglos antes de la colonización española y republicana. A nivel documental, el uso del término boquete en alusión a los pasos cordilleranos se registra en las crónicas de viajeros –principalmente sacerdotes y funcionarios coloniales– a partir del siglo XVIII, y se ha extendido desde aquellos tiempos al uso cotidiano. Se lo encuentra habitualmente tanto en los partes militares y policiales como en los estudios históricos, antropológicos y arqueológicos.

Los hallazgos demuestran que esos pasos eran ampliamente utilizados por los primeros habitantes de la Patagonia, quienes basaron sus prácticas trashumantes en el conocimiento y el uso de paraderos en los que había disponibilidad de recursos como agua, caza, pesca y leña. Por entonces, conocer los boquetes y cañadones resultaba clave para la conexión entre áreas ecológicas diferentes, separadas por accidentes del relieve. En el siglo XVIII se intensificó su uso como vía de comunicación entre la Araucanía y las Pampas, en virtud de la expansión del comercio de ganado capturado en las llanuras del este, allende la cordillera. Como señala Bello (2011, p. 146), “la dependencia política, social y económica que este proceso provocó entre los dos espacios es central para entender la creciente necesidad de mantener el control de los boquetes durante el siglo XIX”. Estos circuitos económicos, si bien se articulaban con la sociedad colonial, eran controlados por diferentes agrupaciones y líderes indígenas.

De todos modos, el tránsito a través de los boquetes no adquirió solamente un sentido económico, sino que integró complejos entramados diplomáticos e incluso contribuyó a la construcción de liderazgos indígenas (Ferrer y Pedrotta, 2006; Bello, 2011).

Más allá de su origen remoto, la extensión del uso del término –en español– respondió a la lectura, las disputas por la apropiación y la sobre-escritura colonizadora de las redes camineras y la cultura geográfica indígena (Arias, 2010). De hecho, en los siglos XVIII y XIX, viajeros de origen europeo procuraron acceder al conocimiento de pasos considerados vitales, en la mayoría de los casos sin éxito. De la misma manera, en el período republicano el saber exclusivo y el control de los pasos cordilleranos fueron herramientas clave en el sostenimiento de la autonomía política y territorial indígena.

En las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del siglo XX, los boquetes adquirieron un perfil estratégico en términos militares, en el marco de las campañas de conquista emprendidas por los Estados nacionales de Chile y Argentina (Escolar y Vezub, 2013; Escolar, Salomón Tarquini y Vezub, 2015). Para las poblaciones indígenas, el conocimiento de los boquetes constituía una ventaja defensiva para eludir las batidas y razzias. Desde la perspectiva militar metropolitana, el desconocimiento de los pasos y caminos se refleja en el recurso constante a la baqueanía indígena, fuera ésta negociada o forzada (Delrio, 2005; Arias, 2010; Sourrouille, 2017).

A lo largo del siglo XX, avanzó el control territorial ligado a la imposición de las soberanías estatales. Dos derivaciones de este proceso fueron la resignificación y la jerarquización de los boquetes, a partir de las cuales algunos de ellos se habilitaron como pasos internacionales, mientras que otros terminaron clausurados o cayeron en desuso.

Perspectivas y reflexiones

A lo largo del siglo XX, las investigaciones geográficas, y más aún la historiografía y las memorias militares, han tendido a naturalizar la perspectiva metropolitana. En ese marco, se leyó teleológicamente el proceso de conocimiento y control de los boquetes como instrumento de consolidación de unos Estados nacionales imaginados y proyectados hacia el pasado. Tal invención territorial desdibuja el problema, ya que si bien detecta (algunos) pasos, obstaculiza la comprensión de los espacios sociales que comunicaban aquellos boquetes.

En las últimas décadas, esos mismos boquetes han sido abordados desde la perspectiva indígena, mostrando maneras de pensarlos y transitarlos que son muy diferentes de las lógicas estatales. Al respecto, es importante recordar que miembros de un mismo linaje indígena residían habitualmente a ambos lados de la cordillera, y que los sus líderes mantenían relaciones diplomáticas con las autoridades de los Estados de Chile y Argentina.

Sin embargo, no existe una única mirada estatal ni una única concepción mapuche sobre el tema. Más allá de las perspectivas políticas de diferentes sujetos históricos, o de las construcciones analíticas actuales, los boquetes eran en los tiempos de las autonomías indígenas y las guerras de conquista un escenario de grandes arreos de ganado y movilidades humanas. No es de extrañar entonces que la derrota militar de los indígenas haya sido acompañada de una rápida expropiación de caminos y circuitos económicos. Pero una perspectiva micro histórica demuestra que esas mismas “puertas” permitieron sostener hasta el tiempo presente la comunicación familiar, el comercio en pequeña escala o la trashumancia ganadera, que se rearticularon parcialmente después de las campañas y los desplazamientos forzosos. En tensión con la continuidad de estas prácticas, el proceso de fronterización en torno a algunos boquetes devenidos en pasos internacionales no se completó hasta muy entrado el siglo XX.

Si bien no existen estudios específicos sobre la tecnología asociada al tránsito por los boquetes patagónicos, es indudable que la introducción de los vehículos a motor y la adaptación de los caminos a sus necesidades derivaron en la modificación de los criterios de transitabilidad y uso. Este proceso se superpone en gran parte con la disputa entre las vialidades nacionales/metropolitanas y el conocimiento y los usos locales: mientras las primeras tienden a reducir el número de pasos habilitados e intensifican el control de su tránsito, los baqueanos indígena-criollos siguen utilizando los boquetes “olvidados”.

Por último, cabe señalar la utilidad limitada de la extrapolación de las periodizaciones históricas nacionales al uso de los boquetes en la Patagonia. Las fechas generalmente aceptadas para la imposición de la soberanía estatal y el consiguiente control territorial se desvanecen al acercarse a los casos concretos. En tal sentido, es notorio cómo, aún décadas después de las campañas de conquista, los efectivos militares y policiales siguieron necesitando baqueanos indígenas para acceder a los boquetes. Por otra parte, la criminalización de la población indígena-criolla reactualizó –en tiempos recientes– el uso defensivo del conocimiento diferencial de los boquetes.

Bibliografía

Argeri, M. E. (2005). De guerreros a delincuentes. La desarticulación de las jefaturas indígenas y el poder judicial. Norpatagonia, 1880-1930. Madrid, España: Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

Arias, P. (2010). Nosotros vamos a dibujar nuestro propio espacio territorial. Reapropiación del territorio y apropiación de la Cartografía en la Zonal Pewence. Tesis de Licenciatura, Universidad Nacional del Sur, Argentina.

Baeza, B. (2009). Fronteras e identidades en Patagonia central (1885-2007). Rosario, Argentina: Prohistoria.

Bello, A. (2011). Nampülkafe. El viaje de los mapuches de la Araucanía a las pampas argentinas. Territorio, política y cultura en los siglos XIX y XX. Temuco, Chile: Universidad Católica de Temuco.

Delrio, W. (2005). Memorias de expropiación. Sometimiento e incorporación indígena en la Patagonia. 1872-1943. Bernal, Argentina: Universidad Nacional de Quilmes.

Escolar, D. y Vezub, J. (2013). ¿Quién mató a Millaman? Venganzas y guerra de ocupación nacional del Neuquén, 1882-3. Nuevo Mundo Mundos Nuevos [En línea].

Escolar, D., Salomón Tarquini, C. y Vezub, J. (2015). La “Campaña del Desierto” (1870-1890): notas para una crítica historiográfica. En Lorenz, F. (Comp.), Guerras de la historia argentina (pp. 223-247). Buenos Aires, Argentina: Ariel.

Ferrer, E. y Pedrotta, V. (2006). Los corrales de piedra. Comercio y asentamientos aborígenes en las sierras de Tandil, Azul y Olavarría. Tandil, Argentina: Crecer.

Instituto Geográfico Nacional (2010). Manual de signos cartográficos. Buenos Aires: Ministerio de Defensa.

Jones, M. (2011). Nahuelpan: lecturas subalternas de la nación argentina. En AA.VV., Actas del IX Congreso de Historia Social y Política de la Patagonia Argentino-Chilena (pp. 138-147). Rawson, Argentina: Secretaría de Cultura de la Provincia del Chubut.

Maggiori, E. (2012). La cruzada patagónica de la Policía Fronteriza. Trelew, Argentina: Remitente Patagonia.

Novella, M. M. (2005). Composición poblacional del oeste chubutense según datos nominales del censo de 1895. En Finkelstein, D. y M. Novella (Comps.), Poblamiento del Noroeste del Chubut. Aportes para su historia (pp. 115-134). Esquel, Argentina: Fundación Ameghino.

Rafart, G. (2008). Tiempo de violencia en Patagonia. Bandidos, policías y jueces. 1890-1940. Buenos Aires, Argentina: Prometeo.

Ramos, A. (2010). Los pliegues del linaje. Memorias y políticas mapuches-tehuelches en contextos de desplazamiento. Buenos Aires, Argentina: Eudeba.

Sourrouille, M. (2017). Nahuelpan, Colonia 16 de Octubre y Argentine Southern Land Co.: La colonización del Territorio Nacional del Chubut (1885-1937) (Tesis doctoral). Universidad de Buenos Aires, Argentina.

Vezub, J. (2009). Valentín Saygüeque y la Gobernación Indígena de las Manzanas. Poder y etnicidad en la Patagonia Septentrional (1860-1881). Buenos Aires, Argentina: Prometeo.


  1. Recibido: mayo de 2022.
  2. Profesor Superior en Historia y Doctor en Historia por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Docente de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (FHCS-UNPSJB). Contacto: soumarcos48@gmail.com.
  3. Licenciado en Historia por la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB) y Doctor en Historia por la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNCPBA). Becario posdoctoral en el Instituto Patagónico de Ciencias Sociales y Humanas (IPCSH-CONICET) y docente de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (FHCS-UNPSJB). Contacto: matiaschavez22@gmail.com.


Deja un comentario