(Argentina, siglo XX – comienzos del siglo XXI)
Verónica Hendel[2]
Definición
La noción de juventud es una construcción social que adquiere diferentes características según los contextos históricos y los actores sociales involucrados, así como las relaciones de poder que la atraviesan. La producción de la juventud, en tanto juventud rural, puede leerse como el resultado de un trabajo que involucra diversas operaciones en las que se ponen en juego distintos tipos de saberes y prácticas (técnicas, burocráticas, administrativas, empresariales, políticas) asociadas a una serie de autoridades legítimas (funcionarios públicos, referentes de organizaciones, empresarios) y de disputas. Tanto la categoría de juventud como de ruralidad son polisémicas y requieren de un abordaje situado.
Origen y debates en torno a la categoría
Si bien es posible hallar antecedentes más remotos, la categoría de juventud, tal como se la conoce en la actualidad, emerge con contundencia luego de la Segunda Guerra Mundial (Reguillo, 2000). Sin embargo, a lo largo de la segunda mitad del siglo XX la investigación social en Argentina y en América Latina ha demostrado escaso interés por las juventudes rurales, lo cual explicaría su relativa invisibilización y la existencia de un vacío teórico sobre la definición de la categoría (Durston, 2000; Caggiani, 2002; Kessler, 2007). Parte de este desinterés puede atribuirse a que los estudios agrarios tradicionales preveían que la modernización y la urbanización reducirían el espacio rural, conduciendo a la mayoría de los jóvenes a la migración (González Cangas, 2003). Por otra parte, parece pertinente sostener que los estudios sobre la juventud poseen un corte claramente urbanocéntrico que tiende a identificar la cultura juvenil como eminentemente urbana (Kessler, 2007).
La definición de juventud rural alude a un periodo de la vida, un rango de edad y un vínculo con el ámbito rural, tres dimensiones que se encuentran en permanente redefinición. Algunas de las dificultades que la definición de esta categoría supone pueden observarse, por ejemplo, en las discusiones ligadas a una concepción de la juventud en tanto rango de edad: la CEPAL considera jóvenes a todos aquellos hombres y mujeres de entre 15 y 29 años, mientras que las Naciones Unidas restringe esta categoría a aquellos entre 15 a 24 años (Guiskin, 2019). Por otra parte, cabe señalar que el uso de la categoría juventud construye un contexto conformado por relaciones asimétricas expresadas en términos de alteridades etarias (Pérez Ruiz, 2008). Siguiendo esta idea, cabe preguntarse qué condiciones habilitan, promueven y limitan el uso de la categoría juventud en diferentes contextos rurales, y qué efectos genera este uso (Kropff, 2016).
En cuanto a lo rural, las definiciones utilizadas en la mayoría de los estudios sobre el tema suelen estar influidas por el enfoque de la “nueva ruralidad”. Es decir, que se consideran rurales tanto a aquellos jóvenes residentes en el campo como a quienes residen en núcleos urbanizados de zonas predominantemente agrícolas. De esta manera, se reconoce el surgimiento de nuevos lazos entre los ámbitos urbanos y rurales, así como la permanente transformación de ambos espacios. Esta visión influye en la definición de juventud rural, aportándole dinamismo y potencial reflexivo a la categoría (Kessler, 2006, 2007).
Genealogía
Si bien la juventud rural, en tanto categoría, se encuentra estrechamente ligada a programas y organizaciones con financiamiento internacional, desde una perspectiva genealógica es posible rastrear algunas experiencias de lucha y organización en ámbitos rurales que han tenido a los y las jóvenes por protagonistas. Además, da cuenta de la profunda desigualdad que ha atravesado históricamente a este heterogéneo grupo social. La primera y más relevante de ellas es la de las Ligas Agrarias, con el antecedente del Movimiento Rural Cristiano, organización de los trabajadores y pequeños productores rurales del nordeste argentino que surgió a comienzos de la década de 1970 con el fin de enfrentar a las grandes empresas y latifundios que controlaban el ciclo económico de productos agrícolas regionales, tales como el algodón, tabaco, yerba mate, té, cítricos y productos avícolas (Ferrara, 1973; Vommaro, 2011; Hendel, 2017).
Una segunda experiencia que se extiende a lo largo del siglo XX, pero ha cobrado mayor visibilidad a partir de la década de 1980, es la de las cooperativas agrarias, las cuales mantienen una larga tradición de organización de centros juveniles: espacios de formación y participación de productores, hijos de éstos o trabajadores rurales. La preocupación de los adultos por arraigar a las nuevas generaciones y por su temprana incorporación a las tareas agrarias motiva el desarrollo de estos centros, que atienden cuestiones inherentes a su vida laboral, social y cultural (de Arce y Mateo, 2018).
La tercera experiencia protagonizada por jóvenes rurales que hemos seleccionado es su participación al interior de los movimientos campesinos que han surgido en el país a partir de las década de 1990. El Movimiento Campesino de Santiago del Estero, por ejemplo, ha desarrollado una línea de trabajo especialmente dirigida a los jóvenes, sin que esto implique que su participación se encuentre restringida a algún espacio de deliberación, decisión, representación o formación. Desde el año 2001, el Movimiento ha sido promotor de los Campamentos Latinoamericanos de Jóvenes junto a otras organizaciones campesinas y urbanas, donde se congregan alrededor de 500 jóvenes por encuentro. La Escuela de Agroecología, el Proyecto de Estudiantes Campesinos en Universidades y la Universidad Campesina también son proyectos orientados específicamente a ellos y ellas (Michi, 2010).
Heterogeneidad, territorios, saberes y movilidades
A pesar de la relativa invisibilización de las juventudes rurales que primó durante décadas en Argentina, es posible trazar un recorrido a través de los trabajos que han abordado la temática. Hasta comienzos del siglo XXI, la mayoría de los estudios de caso correspondían a las provincias del noroeste y noreste del país, se centraban en pequeñas unidades campesinas con uso intensivo de trabajo familiar y tenían como contexto la reforma neoliberal de la década de 1990 (Kessler, 2006; Román, 2003). Sin embargo, a lo largo de los últimos años han surgido estudios que proponen variados e innovadores abordajes de la temática. La migración rural-urbana, el acceso a la tierra y la permanencia en los ámbitos rurales sigue siendo uno de los principales ejes de exploración, pero se ha ampliado en cuanto a las perspectivas de análisis y los contextos (Calvo et al., 2015; Savoia, 2010). Ha comenzado a emerger un interés por visualizar las formas en las cuales los sujetos juveniles rurales se relacionan con el territorio y a partir de ello construyen sus identidades, formas de vida y saberes (Fornasari y Pérez, 2011; Padawer y Rodríguez Celin, 2015). En esta línea, otras investigaciones han examinado las experiencias de movilidad y desplazamiento como dimensión clave de ese “ser joven” en ámbitos rurales, la cual va de la mano de una cierta experiencia del tiempo y del espacio, en íntima relación con las transformaciones recientes (Barés, 2016; Hendel, 2018).
Otro conjunto de estudios ha abordado la relación entre los y las jóvenes rurales y los procesos educativos, tanto en espacios educativos rurales como urbanos (Barsky et al., 2009; Cragnolino, 2011; Hendel, 2018; Romero Acuña, 2018). Algunas indagaciones han incursionado en los sentidos que los y las jóvenes que forman parte de familias productoras hortícolas del Gran La Plata, en su mayoría de origen boliviano, construyen respecto de la educación. En este contexto, ésta aparece como una estrategia de sociabilidad extra quinta, así como una posibilidad a futuro de mejora de sus condiciones materiales de vida (Lemmi et al., 2018). En el mismo ámbito, otros estudios han reconstruido la heterogeneidad de trayectorias laborales de los jóvenes trabajadores de la horticultura platense a partir de la noción de “temporalidades juveniles” (Garatte, 2016). Los jóvenes horticultores también han sido el foco de investigaciones desarrolladas en otras zonas, como la provincia de San Juan (Gili Diez, 2019; Rojas, 2019), y estudios desarrollados en la provincia de Buenos Aires también han puesto el foco en la reconstrucción de las trayectorias educativas y laborales, y en las proyecciones de futuro (Hirsch, 2020). Los procesos de objetivación de identidades juveniles de los y las jóvenes tareferas de los barrios periurbanos de la provincia de Misiones y los modos que adoptan las relaciones intergeneracionales también han sido trabajados a lo largo de la última década (Roa, 2012). Por último, cabe señalar que las jóvenes rurales también han sido el foco de diversas investigaciones, dando cuenta de la relevancia de su rol y de la necesidad de profundizar esta línea de indagación (Alegre et al., 2015; Rojas, 2019).
Desafíos
El notable desarrollo que han tenido los estudios sobre las juventudes rurales en la Argentina a lo largo de la última década da cuenta de su relevancia para pensar el presente y el futuro en los espacios rurales. Sin embargo, la complejidad que la categoría conlleva plantea el desafío de avanzar hacia la construcción de un diálogo entre esos abordajes situados que permita, por un lado, construir un nuevo estado del arte que advierta sobre los hallazgos y las problemáticas que requieren ser indagadas a futuro y, por otro, profundizar en la definición y comprensión contemporánea de la categoría sin perder de vista las particularidades, diferencias y heterogeneidades que la constituyen. En este sentido, consideramos que la participación activa de los y las propias jóvenes rurales en las investigaciones puede ser un elemento clave tanto para la significancia de las indagaciones como para la posibilidad de incidir sobre las políticas públicas y la construcción de otros futuros posibles en el ámbito rural.
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- Recibido: junio de 2020.↵
- Licenciada y Profesora en Sociología y Doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Investigadora Asistente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Miembro del Área de Estudios Interdisciplinarios en Educación Aborigen del Departamento de Educación de la Universidad Nacional de Luján (UNLu). Contacto: vero_hendel@yahoo.com.↵