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Federación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas (FeCoViTa)[1]

(Mendoza, Argentina, 1981-2019)

Patricia Elizabeth Olguín[2]

Definición

FeCoViTa (Federación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas) es una cooperativa de segundo grado que está integrada por 29 cooperativas de primer grado que reúnen a 5.000 pequeños y medianos productores de uva de Mendoza. Se trata de una organización que desarrolla actividades de fraccionamiento y comercialización de vinos (obtiene 34.000 bricks por hora y más de 43.000 botellas), para lo cual cuenta con cinco unidades de elaboración en las provincias de Mendoza y San Juan, doce sucursales comerciales en todo el país, dos oficinas en el exterior, marcas propias, representantes y distribuidores en el mercado internacional. Es una empresa líder en el mercado nacional de vinos básicos —junto con el grupo Peñaflor y RPB Baggio— que tiene una participación del 31% en las ventas del mercado interno y se encuentra entre los principales exportadores de vinos del país.

Creación

El origen etimológico de la palabra “federación” proviene del latín, foederatio, -onis (alianza o liga), y el del vocablo “cooperativa”, del latín tardío cooperatīvus (que coopera o puede cooperar a algo). Asimismo, la forma organizacional agrupa conceptos asociativos de larga data y está regida por la ley nacional de cooperativas (N° 20.337, 1973) que define a dichas entidades como aquellas fundadas en el esfuerzo propio y la ayuda mutua para organizar y prestar servicios. La ley además estipula que reúnen, entre otros caracteres, la concesión de un solo voto a cada asociado, la distribución de los excedentes en proporción al uso de los servicios sociales, el fomento a la educación cooperativa y la limitación de la responsabilidad de los asociados al monto de las cuotas sociales suscriptas. En efecto, FeCoViTa constituye una alianza entre cooperativas de productores vitivinícolas que tienen por fin envasar y comercializar,principalmente, vinos de mesa en los mercados nacional e internacional, participando en la toma de decisiones y compartiendo los riesgos del negocio.

La Federación fue creada a principios de la década 1980, en el marco de una profunda crisis del sector vitivinícola. El descenso del consumo per cápita, la sobreproducción de vinos de baja calidad enológica, el ejercicio de poder de mercado por parte de los fraccionadores de vinos localizados en las zonas de consumo y la proliferación de la adulteración, entre otros factores, deprimieron los precios de la uva y el vino de traslado (mayorista) en las zonas productoras, ocasionando la quiebra de una gran cantidad de pequeños y medianos viñateros y bodegueros. En este contexto, la cooperativa de segundo grado se organizó sobre la base de un grupo de cooperativas primarias nucleadas en la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas de Mendoza (ACOVI), que había sido fundada en 1962 para mantener y fomentar la unión de cooperativas vitivinícolas y asumir la representación del movimiento en la provincia (en 2004 cambiaría su nombre por Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas) (Bragoni, Mateu, Olguín y Mellado, 2011).

La entidad fue registrada el 23 de noviembre de 1981 en el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) con el objetivo de organizar la provisión de insumos y la distribución y comercialización de vinos; un asunto que había estado en la agenda de ACOVI. Inicialmente, se dedicó al abastecimiento de dichos insumos y equipamiento. Más tarde, a partir de 1990, comenzó a vender sus productos con marcas propias sobre la base de la compra de algunos bienes que habían pertenecido a la empresa Giol. En especial, plantas de fraccionamiento, sucursales, centros de distribución y marcas ampliamente consolidadas en el mercado interno (Lattuada y Renold, 2008).

Razones de su éxito comercial

El éxito comercial de FeCoViTa ha estado estrechamente relacionado con el valor económico de los bienes —tangibles e intangibles— de las ex Bodegas Giol, cuya trayectoria se entrelaza con los vaivenes de la vitivinicultura argentina y la economía de Mendoza. Los orígenes de esta gran empresa integrada se remontan a 1898 cuando dos inmigrantes del norte de Italia, Juan Giol y Bautista Gargantini, fundaron La Colina de Oro en pleno proceso de expansión y modernización de la agroindustria vitivinícola. La posición de liderazgo lograda en el mercado nacional de vinos (que disputó con empresas también fundadas por inmigrantes europeos, como Tomba y Arizu), contribuyó a su transformación en el cambio de siglo. En 1911 La Colina de Oro se disolvió y uno de sus socios, Juan Giol, creó junto con el pool de inversores liderado por el Banco Español del Río de la Plata (accionista mayoritario), la Sociedad Anónima Bodegas y Viñedos Giol. El apoyo crediticio amplió la capacidad operativa y comercial de la empresa en todo el país, en sintonía con la recuperación y aumento del consumo que se prolongó prácticamente hasta mediados del siglo XX. Sin embargo, condicionada por las políticas de regulación establecidas por el gobierno provincial y nacional, la situación financiera de la empresa se agravó por lo que el Banco Español llegó a un acuerdo con el gobernador Carlos Evans y el ministro de Hacienda Benedicto Caplán para vender sus acciones al Estado provincial (Olguín, 2015b).

Desde entonces, la trayectoria de la firma exhibió los cambios y matices que le imprimió cada administración gubernamental, ubicándose con frecuencia en el centro del debate en torno a los planes de desarrollo económico de Mendoza. A partir de 1964 comenzó a intervenir en los mercados de uvas y vinos a través de operaciones de compra y, tres años más tarde, del ofrecimiento del servicio de elaboración para terceros (Olguín, 2019). No obstante, los conflictos internos y la dependencia del poder político se tradujeron en pérdidas económicas y niveles críticos de endeudamiento.

Los gobiernos militares propiciaron un mayor equilibrio financiero; sin embargo, durante la “paralización” del mercado de vinos de traslado que provocó la caída del grupo económico Greco Hnos. se retomaron las medidas intervencionistas (Olguín y Mellado, 2010). Las operaciones de compra de uvas y vinos volvieron a alcanzar niveles muy elevados y la planta de personal a expandirse fuertemente en el decenio 1980, al igual que la deuda impositiva, previsional y comercial. Finalmente, en 1987 durante la administración justicialista de José Bordón, en el marco de la temprana reforma del Estado provincial, se inició un proceso de reestructuración y transformación de Bodegas Giol que implicó el retiro del mercado de vinos, la eliminación de los déficits operativos, la negociación de la deuda total y la integración en cooperativas de los viñateros sin bodega (Olguín, 2013 y 2015a). Dicho proceso de integración comprendió un total de 36 cooperativas, de las cuales doce ya estaban vinculadas como productoras de vino a FeCoViTa, con lo cual algunos autores consideran esta experiencia como exitosa (Fabre, 2005).

Estructura y accionar

Las cooperativas asociadas, que incluyen unos 3.200 productores y están distribuidas por todo el territorio provincial, son las siguientes: El Libertador, Tres de Mayo, Del Algarrobal, Agrícola Beltrán, Ingeniero Giagnoni, Sierra Pintada, Real del Padre, Goudge, Rama Caída, El Poniente, Pámpanos Mendocinos, Las Trincheras, Mendoza, Norte Lavallino, Nueva California, La Dormida, Algarrobo Bonito, San Carlos Sud, Vista Flores, Moluches, Brindis, Productores de Junín, Tres Porteñas, Tulumaya, Norte Mendocino, Altas Cumbres, Colonia California y Maipú.

La estructura organizacional de la Federación fue diseñada en función los objetivos comerciales. Se establecieron cinco centros regionales en Mendoza, de acuerdo con el origen de la uva (Norte, Este, General Alvear, San Rafael y Valle de Uco), y cinco unidades de elaboración distribuidas en Mendoza y San Juan: Casa Matriz (Maipú, Mendoza), Casa Resero (Albardón, San Juan), Bodega Hugo Hidalgo (Guaymallén, Mendoza), Bodega Toro (San Martín, Mendoza), Bodega Estancia Mendoza (Tupungato, Mendoza). A su vez, se dispusieron cuatro unidades de negocio: Toro FECOVITA y Resero FECOVITA, dedicadas a la comercialización de vinos de consumo masivo; Bodega Estancia Mendoza, enfocada en la comercialización de vinos de mediana y alta gama; Concentrados FECOVITA,orientada al desarrollo de mercados de mostos concentrados.Los productos se comercializan en el mercado interno por medio de doce centros localizados en distintas ciudades del país (Capital Federal y GBA, Bahía Blanca, Rosario,Córdoba,Río Cuarto, Santa Fe, Mar del Plata, Junín de Buenos Aires, Barranqueras, Tucumán, Salta, Zona Cuyo), que atienden a más de 2.000 clientes. Asimismo, exporta vinos varietales y genéricos en botellas y en envases multilaminados, mostos concentrados y vinos a granel a más de veinte países de América y el mundo. Sus marcas (Toro, Estancia Mendoza, Dilema, Canciller, Los Helechos, Cruz del Sur, Toro Viejo, Resero, Nativo, Zumuva y Snob) apuntan a consolidar y abrir nuevos mercados de destino.

La dirección está a cargo de un consejo de administración, integrado por delegados de las cooperativas asociadas, y doce gerencias. La entidad brinda asesoramiento sobre las tendencias en el consumo de vinos para mejorar la composición varietal de los viñedos y las prácticas agrícolas y enológicas, la incorporación de maquinaria y la inversión en tecnología, ofrece apoyo para el acceso a financiamiento, ya que las cooperativas presentan una elevada heterogeneidad, tanto en relación con el número de productores asociados como con la capacidad de acopio de uva y elaboración de vino y el tipo de vino que elaboran. En efecto, los 5.000 pequeños y medianos productores de uva representan aproximadamente el 30% del total de viñateros de la provincia y, en su mayoría, tienen explotaciones de hasta 10 ha de viña que, en conjunto, reúnen unas 25.000 ha. Asimismo, la Federación es el primer exportador en volumen de jugo de uvas blancas concentrado del mundo.

En síntesis, el accionar de FeCoViTa, junto con la implementación de un conjunto de reformas de reconversión vitivinícola y políticas de apertura y desregulación de la economía nacional (decreto N° 2.284/91)que paralizaron todo intento del gobierno provincial por regular los precios del vino en el mercado interno, habilitaron una profunda modificación estructural en la cadena de valor —aunque todavía parcial e inconclusa— que trazó una divisoria de aguas entre la vitivinicultura tradicional y la del siglo XXI(Azpiazu y Basualdo, 2001; Mcdermotty Corredoira, 2011).

Debates en torno a la Federación

FeCoViTa se convirtió en objeto de estudio de académicos e investigadores desde la incorporación de los activos comerciales de la ex empresa Bodegas y Viñedos Giol a su patrimonio. El proceso de transferencia al sector privado de las unidades de negocios que habían pertenecido a la antigua empresa estatal —el cual se desencadenó durante la profunda crisis que sufrió la vitivinicultura tradicional a fines del siglo XX— fue seguido de cerca por la prensa local y los organismos dedicados a analizar la economía regional (Juri y Mercau, 1990). Los trabajos posteriores dan cuenta de un abanico de objetivos, enfoques y metodologías. Las claves del éxito empresarial fueron rastreadas en el origen, el funcionamiento y las estrategias que posibilitaron el posicionamiento de los productos elaborados por la cooperativa de segundo grado en los mercados nacional e internacional (Fabre, 2005; Olguín, 2013) y en el rol que desempeñaron las cooperativas agropecuarias (Casparri, García Fronti, 2013).

De igual modo, la experiencia de la Federación fue interpretada también desde una dimensión política al atender a la renovación del peronismo mendocino (Mellado y Olguín, 2008) y a los intentos por construir nuevas instituciones de desarrollo económico (McDermott, 2007). Los vínculos establecidos entre las esferas pública y privada mostraron el desarrollo de procesos de aprendizaje colectivo (Acosta y Verbeke, 2009). Recientemente, otros autores pusieron la mira en los efectos que nuevas estrategias tecnológicas tuvieron sobre la base de conocimiento de las firmas y cuál fue el rol de los proveedores de insumos y de la infraestructura de ciencia y tecnología en la adopción de biotecnologías (Lavarello, Gutman y Filipetto, 2011).

Bibliografía

Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas. Recuperado el 10/5/2019 de http://www.acovi.com.ar/

Acosta, M. C. y Verbeke, G. (2009). La cooperación como estrategia de desarrollo en redes asociativas. Pecvnia, 9, 1-25.

Amendola, F. et Vandecandelaere, E.(2003). Les stratégies des coopératives viticoles en Argentine, le cas de Mendoza. En J. M. Touzard et J. F. Draperi (Coords.), Les coopératives entre territoires et mondialisation (pp. 305-320). Paris, Francia: L’Harmattan.

Azpiazu, D. y Basualdo, E. (2001).El complejo vitivinícola argentino en los noventa: potencialidades y restricciones. Buenos Aires, Argentina: CEPAL.

Bragoni, B., Mateu, A., Olguín, P. y Mellado, V. (2011). Asociacionismo empresario en el siglo XX: origen y formación de las entidades vitivinícolas argentinas. En A. M. Mateu (Comp.), Vinos y competitividad agroindustrial. Un largo camino(pp. 255-278). Mendoza, Argentina: Inca Editorial.

Casparri, M. T. y García Fronti, V. (2013). Las cooperativas agropecuarias y los pequeños productores agropecuarios. Revista de investigación interdisciplinaria en métodos experimentales,2(1), 135-146.

Fabre, P. (2005). La privatización de Bodegas y Viñedos Giol: una experiencia exitosa. Buenos Aires, Argentina: CEPAL.

Federación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas. Recuperado el 5/5/2019 de http://www.fecovita.com/

Juri, M. E. y Mercau, R. (1990). Privatización en la Argentina: El caso de Bodegas y viñedos Giol. Estudios, 53.

Lattuada, M. y Renold, J. M. (2008). Transiciones de un modelo de organización institucional paradojal a otro en mutación: el caso de una federación de cooperativas. IX Congreso Argentino de Antropología Social. Posadas, Universidad Nacional de Misiones, Argentina.

Lavarello, P., Gutman, G. y Filipetto, S. (2011). Biotecnología en la industria vitivinícola en Argentina: ¿nuevas modalidades de innovación en una actividad tradicional? Journal of Technology, Management & Innovation, 6(2), 176-188.

McDermott, G. A. (2007). The politics of institutional renovation and economic upgrading: Recombining the vines that bind in Argentina. Politics&Society, 35(1), 103-143.

McDermott, G. y Corredoira, R. (2011). Recombinar para competir: las instituciones público-privadas y la transformación del sector vitivinícola argentino. Desarrollo económico, 51(202/203), 317-341.

Mellado, M. V. y Olguín, P. (2008). La transformación de Giol en el contexto de la renovación peronista. Una mirada desde la perspectiva de los actores.Jornadas de Historia Política “Reforma del Estado y privatizaciones en la Argentina: un estudio comparado de distintas experiencias provinciales y nacionales”. Mendoza, Argentina.

Olguín, P. (2019). Empresas públicas y proyectos de desarrollo económico. Los planes gubernamentales para la empresa Bodegas y Viñedos Giol (Mendoza, Argentina, 1954-1964).América Latina en la Historia Económica, 26(1), 1-25.

Olguín, P. E. (2013). La experiencia de una empresa pública en la regulación del mercado vitivinícola de Mendoza: expansión, declinación y privatización de Bodegas y Viñedos Giol. En M. Rougier (Dir.), Estudios sobre la industria argentina 3(pp. 235-265). Carapachay, Argentina: Lenguaje Claro Editora.

Olguín, P. E. (2015a). Estado, empresas y desarrollo económico: las empresas públicas agroindustriales en la Provincia de Mendoza. En A. M. Regalskyy M. Rougier (Eds.), Los derroteros del Estado Empresario en la Argentina. Siglo XX(pp. 342-374). Sáenz Peña, Argentina: Universidad Nacional de Tres de Febrero.

Olguín, P. E. (2015b). Vender vino: la compleja cadena de intermediación entre el bodeguero y el consumidor final (Argentina, 1943-1970). En A. Lluch (Dir.), Las manos visibles del mercado. Intermediarios y consumidores en la Argentina (pp. 139-165). Rosario-Santa Rosa, Argentina: Prohistoria Ediciones-UNLPampa.

Olguín, P. E. y Mellado, M. V.(2010). Fracaso empresario en la industria del vino. Los casos de Bodegas y Viñedos Giol y del Grupo Greco. Mendoza, 1974-1989. Anuario IEHS, 25, 497-514.


  1. Recibido: julio de 2019.
  2. Doctora en Historia por la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNCPBA).Magister en Gerenciamiento de Negocios Agroindustriales y Licenciada en Economía por la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo). Se desempeña como Investigadora Asistente en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y es Profesora Titular de Historia Económica en la Facultad de Ciencias Económicas de la UNCuyo. Sus temas de investigación están vinculados a la historia económica argentina de los siglos XIX y XX y, en particular, al estudio de las políticas públicas, las empresas y los empresarios de la agroindustria vitivinícola. Contacto: polguin@mendoza-conicet.gob.ar


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