(América Latina, 2010-2021)
Mariana Cuello[2]
Definición
Las semillas abiertas emergen, desde la década de 2010, como un sistema basado en la libre utilización de semillas para uso propio, guardado y mejoramiento libre, y con respaldo de las licencias copyleft. Este sistema, que se gesta primero en Estados Unidos y se expande en los últimos años a la región latinoamericana, opera a partir de la innovación abierta y colaborativa, que busca promover el intercambio, a la vez que pugna por la democratización, del acceso al conocimiento, así como también por incrementar la disponibilidad de variedades de semillas, con el propósito garantizar la soberanía alimentaria. La configuración de las directrices de las semillas abiertas parte desde iniciativas sin fines de lucro como la Open Source Seed Initiative (OSSI), de origen estadounidense, y llegan a la región con Bioleft, una iniciativa argentina. En estas iniciativas se integran académicos, fitomejoradores y agricultores que comparten los ideales y principios del código abierto.
Origen
Para referirnos a los inicios de este concepto debemos primero remitirnos a los avances tecnológicos en el plano internacional, que devienen con la hibridación en los años 50 y 60, y con más fuerza desde los 80 con la biotecnología, donde comenzaron a aparecer fitomejoradores profesionales, que fueron ocupando espacio en las tareas de mejoramiento, interactuando con los agricultores y entre sí, y con grandes empresas semilleras, que fueron desplazando a los agricultores de estas tareas, antes concentradas en ellos. En paralelo a este cambio tecnológico, fueron definiéndose regulaciones acordes, fundamentalmente desde 1961, con el establecimiento del Convenio Internacional para las Obtenciones Vegetales (UPOV). Este sistema de protección a las variedades de semillas, se definió como un sistema sui generis, alternativo al sistema de patente específico para variedades vegetales. La fundamentación de este sistema que establece los derechos de obtentor, radica en que el proceso de fitomejoramiento es largo y costoso, y pocos obtentores dedicarían inversiones económicas elevadas en ello, si no existiera la posibilidad de que el desarrollo de nuevas variedades se viera compensado, en este caso por un sistema de propiedad intelectual. De las versiones de UPOV, aquellas que más se han aplicado en los países son las actas de 78 y 91 (diferenciándose así por los años en que fue revistada la Convención de UPOV). Cabe mencionar que el Acta de UPOV 78 se caracteriza por dos excepciones importantes al derecho exclusivo de explotación del obtentor: el uso propio, que permite reutilizar como semilla parte de la cosecha obtenida con la variedad protegida, sin que exista la obligación de pagar regalías al obtentor; y la excepción del obtentor, que consiste en que un fitomejorador pueda hacer uso de la variedad protegida como fuente inicial para el desarrollo de nuevas variedades. Mientras tanto, con la versión 91 el agricultor queda limitado en la reutilización para el próximo ciclo, ya que sólo pueden conservar y volver a usar el material protegido si los “intereses legítimos del obtentor” resultan tomados en cuenta, lo que se traduce generalmente en el pago de regalías al titular del derecho.
Cabe mencionarse que esta norma, y sus versiones de 1978 y 1991, se configuraron en un marco de hechos tecnológicos, políticos y productivos ligados a una lógica privativa o mercantilista (Cuello, 2022), que en el plano de las regulaciones de propiedad intelectual se traducen en el impulso de normas que pugnan por protecciones más amplias y restrictivas (Lander, 2001; Cuello, 2020).
Frente a la posibilidad de que el avance tecnológico siga impulsando la ampliación del espectro patentable, algunos sectores vinculados al sector han expresado su preocupación al respecto. Particularmente, académicos, agricultores y mejoradores, desde 2010 vienen agrupándose alarmados por una pérdida de injerencia de los productores en las posibilidades de uso propio y de mejoramiento de semillas, funciones que se verían cada vez más acaparadas por los fitomejoradores y por empresas semilleras, habilitados por un marco regulatorio acorde. Estas preocupaciones se hicieron eco en Estados Unidos, desde la década de 2010, con la reunión de una comunidad que agrupa a actores interdisciplinarios, entre los cuales no sólo se encuentran agricultores, sino además académicos y profesionales del sector agrícola, con la intención de generar alternativas para el intercambio y mejoramiento de semillas, sin corroer las regulaciones internacionales. En este marco, emergen los lineamientos de las semillas abiertas basadas en las licencias de código abierto (Kloppenburg, 2014), conformándose formalmente en mayo de 2012 la Open Source Seed Initiative (OSSI). Inspirado por el movimiento de software libre y de código abierto que ha proporcionado alternativas al software privativo, los lineamientos de las semillas abiertas establecen la posibilidad de tener una alternativa a la semilla “privada”. De esta manera, las semillas abiertas, y su información genética, no se verá alcanzada por los derechos de propiedad intelectual, con lo cual, no estarán restringidas para uso propio e investigación. Otra de las iniciativas internacionales más recientes se trata de Open Source Seeds (OSS). Fue fundada en 2017 por Agrecol Association de Alemania, a partir de la preocupación del control del mercado mundial de semillas por unas pocas empresas, y derivado de ello, de la facultad de las mismas de controlar el alimento, que compone el sustento básico de la humanidad. Con ello, la OSS también promueve la difusión de las semillas abiertas y del sistema de licencias de código abierto que las enmarca, buscando asegurar el libre acceso a las mismas, teniendo en cuenta de que son la base de la diversidad en el mejoramiento de plantas, cultivos y sus variedades.
Las semillas abiertas en América Latina
En línea con OSSI y OSS, en 2018, en Argentina se ha configurado una iniciativa que busca dar impulso a las semillas abiertas. Ésta parte de la creación de la red Global Open Source Seed Initiatives (GOSSI), fue definida con el encuentro “Conceptualizando los nuevos bienes comunes: los ejemplos de comunes de conocimiento, semillas y variedades vegetales”, que se desarrolló en Alemania, y donde participaron países representantes de América como de Europa, entre los cuales se encontraba Argentina. Como resultado de este encuentro, se conforma Bioleft, una organización sin fines de lucro que constituye el primer esfuerzo de América Latina en impulsar el movimiento de semillas abiertas, tratándose de una iniciativa argentina vinculada con México y con proyección de expansión a otros países de la región. Bioleft se encuentra conformada por un equipo interdisciplinario de investigación, que incluye a profesionales especializados en economía, agronomía, ambiente, genética, derecho y propiedad intelectual, producción e investigación colaborativa y comunicación (Cremaschi y van Zwanenberg, 2020). El proyecto fue incubado en 2019, en el Centro de Investigaciones para la Transformación (CENIT) junto al STEPS Centre, en el marco del proyecto Global Transformative pathways to sustainability (Marin et al, 2022).
Bioleft retoma las preocupaciones de la OSSI y la OSS sobre la gran concentración del mercado mundial de semillas en pocas empresas, destacando que ello constituye una amenaza para la soberanía alimentaria y además para la biodiversidad. Por ello también proponen a las semillas abiertas como una alternativa para la protección del material genético de las semillas de futuras restricciones y garantice su continua circulación. Siguiendo a Dabat y Cuello (2020), para este propósito han diseñado las siguientes herramientas:
- Herramienta legal: promueve licencias para transferir semillas que permanezcan abiertas para investigación, y desarrollo, y registro de nuevas variedades. Incluye una cláusula viral: las mejoras que se deriven de material Bioleft serán también Bioleft, es decir, abiertas.
- Herramienta tecnológica: cuenta con una plataforma web para registrar y mapear las variedades de semillas que se intercambian, los intercambios propiamente dichos, y las mejoras continuas. Allí se apoyan proyectos de mejoramiento colaborativo y se genera un banco de semillas vivo y una red de campos de experimentación potencialmente mucho más amplia que cualquier otra.
- Herramienta metodológica: Bioleft se co-diseña a través de procesos y metodologías participativos y horizontales, enriquecido por una gran diversidad de participantes.
La herramienta legal, asimismo, se desglosa en tres tipos de licencias alternativas, inspiradas en las licencias copyleft:
- Multiplicación abierta: que permite el uso para investigación, desarrollo y registro de nuevas variedades; permite el guardado de la semilla para uso propio; y permite la multiplicación y venta, donación o intercambio posterior de la semilla tal como es, sin mejoras genéticas.
- Multiplicación exclusiva: que permite el uso para investigación, desarrollo y registro de nuevas variedades; permite el guardado de la semilla para uso propio y la multiplicación para venta/ donación/ intercambio que es posible sólo bajo autorización expresa del proveedor.
- Sin multiplicación: que permite el uso para investigación, desarrollo y registro de nuevas variedades, permite el guardado de la semilla para uso propio y no permite multiplicar la semilla.
Debates
Frente a la expansión de las grandes empresas semilleras que concentran gran parte del mercado, y a la posibilidad de que el avance tecnológico permanente pueda redundar en un mayor avance en el espectro patentable, Bioleft propone las semillas abiertas como un sistema alternativo. Es decir, que las licencias de código abierto pueden coexistir con las regulaciones de propiedad intelectual, particularmente con UPOV, cohabitando semillas abiertas y “privadas”. En Argentina y gran parte de los países de la región, la ley de semillas está definida a partir de UPOV 1978, que, entre otras facultades, habilita al agricultor al guardado de semillas (uso propio), y además a la posibilidad de intercambio e investigación sobre ellas, mientras que la versión 91 recorta esos derechos ampliando las facultades de los obtentores. Sobre la preeminencia de UPOV 78, en Latinoamérica, han surgido reclamos que parten esencialmente de los países desarrollados –fundamentalmente a través de Informe 301– y de las grandes empresas semilleras que pugnan por la adopción de la versión 1991. Asimismo, frente a la presencia de reclamos internos, que en el caso de Argentina vienen expresándose a partir de propuestas de adaptación de la Ley de Semillas, pronunciados por sectores que se ven ligados a las grandes semilleras, la existencia de un sistema alternativo con las semillas abiertas se torna en un instrumento de vital importancia. La promoción de la generación de una mayor disponibilidad de semillas, buscando garantizar la circulación de germoplasma para fines de investigación y desarrollo en base al mejoramiento abierto y colaborativo, y manteniendo el material genético (semillas) libre para estos fines, se constituyen como algunas de las ventajas de este sistema. Sin embargo, las posibilidades que pueden abrirse con este sistema pueden ir más allá de ello. La interacción de actores multidisciplinarios en torno a las semillas abiertas, puede representar un insumo para el tejido de redes de mejoramiento participativo y multidisciplinario, e intercambio entre un grupo de productores-mejoradores con anclaje territorial, que conforme una verdadera red de aprendizaje continuo. En estos términos, la conformación de redes de innovación en torno a las semillas abiertas puede, por lo tanto, redundar en un sistema regional de innovación, teniendo en cuenta que en torno a las semillas abiertas prevalece una cultura innovadora, o de activos intangibles basados en un conjunto de principios y creencias compartidas como ejes rectores de dichas redes, que se constituyen por los ideales y principios del código abierto. No obstante, y puesto que este sistema abierto es aún incipiente, queda aún mucho camino por recorrer, por lo tanto, pueden aparecer nuevas oportunidades tanto para la innovación como para la integración de saberes locales que actualmente no lleguen a percibirse como tal. Debe destacarse sin embargo que, en pocos años, ha logrado generar una importante adhesión de parte de diversos actores vinculados al agro, evocando las viejas prácticas de guardado y mejoramiento de semillas y de sus bonanzas, con lo cual, en próximos años seguramente aparezcan con más claridad posibles implicancias y oportunidades en torno a él.
Bibliografía
Cremaschi, A. y van Zwanenberg, P. (2020). Bioleft: Open Source Seeds for Low-Input Farming Systems. Journal of Fair Trade, 2(1), 39-44. Recuperado de http://t.ly/d-4s
Cuello, M. (2020). La estandarización de las legislaciones de propiedad intelectual en la periferia. Leyes, acuerdos, patentes y otros derechos. En Cuello M., Propiedad intelectual en la periferia: entre la tragedia de los commons y de los anticommons (pp. 42-66). Buenos Aires, Argentina: Universidad Nacional de Quilmes. Recuperado de http://t.ly/j01uQ
Cuello, M. (2022, en prensa). Acuerdos, normas y convenios internacionales de propiedad intelectual desde la óptica centro-periferia. En Cuello, M. Propiedad intelectual, centro-periferia y lógica privativa. Buenos Aires, Argentina: Universidad Nacional de Quilmes.
Dabat, G. y Cuello, M. (2020). Open Source y semillas abiertas como oportunidad actual para el agro argentino. Culturas impositivas y asociaciones agrarias. Balance y agenda de investigación. Cuadernos del CEAR, (1), 1-9. Recuperado de http://t.ly/V5CY
Kloppenburg, J. (2014). Re-purposing the master’s tools: the open source seed initiative and the struggle for seed sovereignty. The Journal of Peasant Studies, 41(6), 1225-1246.
Lander, E. (2001). Los derechos de propiedad intelectual en la geopolítica del saber de la sociedad global del conocimiento. Revista del Centro Andino de Estudios Internacionales, (2), 79-88.
Marín, A., van Zwanenberg, P. y Cremaschi, A. (2022). Bioleft: A collaborative, open source seed breeding initiative for sustainable agriculture. En Pathways Network, Transformative Pathways to Sustainability: Learning Across Disciplines, Cultures and Contexts (pp. 90-108). London, England: Routledge.
- Recibido: marzo de 2022.↵
- Licenciada en Comercio internacional (orientación en Economía internacional) por la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ). Doctora en Ciencias Sociales y Humanas por la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ). Estudios posdoctorales en Ciencias Sociales, Humanidades y Artes en el Centro de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional de Córdoba (CEA-UNC). Profesora adjunta del Departamento de Economía y Administración, e investigadora del Centro de Estudios de la Argentina Rural de la Universidad Nacional de Quilmes (CEAR-UNQ).↵